Cráneos y huesos humanos y animales, objetos de la industria lítica
y de arte rupestre ocupan desde ayer sa Llonja. Con las ventanas
ojivales tapadas, el espacio parece una cueva prehistórica donde,
hasta el 23 de noviembre, se exhibirá el montaje «Atapuerca i
l'evolució humana».
El paleontólogo Juan Luis Arsuaga, quien junto a Eudald
Carbonell y José María Bermúdez de Castro investiga en el
yacimiento prehistórico burgalés desde hace una treintena de años,
presentó la exposición. Francesc Fiol, conseller de Cultura del
Govern, y la directora general del departamento, Catalina Sureda,
presentaron la exposición como su primer gran proyecto
cultural.
Según Arsuaga, la muestra, «el buque insignia de Atapuerca»,
permitirá que el público «mire a los ojos a nuestros antepasados y
los vea tal como eran». Podrá hacerlo mediante «reproducciones de
fósiles de alta definición hechas por los mejores artistas
científicos del mundo», los hermanos Kennis, holandeses, que han
puesto rostro a los cráneos de los primeros humanos europeos, eHomo
antecessor. Frente a las piezas, Arsuaga decía ayer: «Literalmente
hemos sido así». Si los hallazgos de Atapuerca han cambiado el
conocimiento de la evolución humana, un yacimiento mítico es la
Cueva de Altamira, en Santander. Relacionándolos en un contexto
amplio, la exposición estrena parte del techo de la misma con las
impresionantes pinturas de dos bisontes hembra. De Atapuerca, «la
mayor concentración de la historia del mundo», están «Excalibur»,
un hacha tallada a mano hallada en la Sima de los Huesos, «el
objeto votivo más antiguo de la historia de la humanidad»; el
cráneo del Niño de la Gran Dolina, de 800.000 años, víctima del
primer acto de canibalismo que se conoce. Y por primera vez en
España, los cráneos del Niño del lago Turkana (Kenia, 1'8 millones
de años); o de Lucy (Etiopía, 3'2 millones de años), «considerada
la Eva de la humanidad».
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.