Pere A. Serra se siente feliz porque Palma y Mallorca contarán con una infraestructura cultural de primer orden. Foto: JAUME MOREY

TW
0

Periodista, empresario y coleccionista de arte, Pere A. Serra (Sóller, 1928), presidente editor del Grup Serra, acaba de ser galardonado con la Medalla de Oro al Mérito al Trabajo que concede el Consejo de Ministros. Como impulsor del Museu Es Baluard, que el próximo día 30 inaugurarán los Reyes, anuncia que se retirará de la presidencia de la fundación que lo rige, -como ya anunció hace tres años en Madrid, en Arco-, para dedicarse a su empresa y, tal vez, embarcarse en alguna otra iniciativa relacionada con el arte.

-¿Se siente satisfecho con este nuevo galardón?
-Esta medalla es el reconocimiento a una persona que comenzó a trabajar a los 16 años, cuando empezé como taquillero en el tren de Sóller. Mi vida ha sido trabajo y trabajo. Joan Miró aseguraba que el secreto y el éxito de la vida eran el trabajo y el coraje.

-Pero quienes trabajan y tienen éxito no siempre son comprendidos por sus semejantes.
-Bueno, eso es algo que sucede a menudo, ¿no? Cuando Camilo José Cela analizaba los defectos de diferentes países decía que el de España era la envidia.

-Pues parece que la aseveración de Cela se cumple con usted. Desde que Es Baluard está en marcha recibe muchas críticas.
-En cierta forma, las críticas que me dedican son normales. ¿Por qué digo esto? Porque nuestra empresa periodística vende cada día más periódicos. Sin embargo, es una pena que estas críticas no sean un poco constructivas porque, de momento, sólo van a la contra.

-Entonces, ¿opina que las críticas no son sólo por su participación en el museo?
-Me critican por ese lado porque es el más fácil. Pero lo único cierto es que con la creación del museo se ha recuperado para la ciudad, para los ciudadanos y los visitantes, un lugar bellísimo que antes era un basurero. Si en vez de editar diarios vendiera cacahuetes torrats, entonces mi participación en la puesta en marcha del museo sería bien vista.

-¿Que respondería a quienes dicen que será usted quien mande en el museo?
-Eso es totalmente falso y aprovecho para anunciar que, a partir del 1 de febrero, dejaré el único cargo que tengo en el museo, el de presidente de la Fundació Museu Es Baluard. Así lo anuncié hace tres años en Madrid, cuando el museo se presentó en Arco, y hace un mes lo escribí en un artículo. A partir de entonces me sentiré libre. Si recuerdas la película «El tesoro de Sierra de Madre», de John Huston, al final, el doctor comienza a reir cuando comprende que el viento se ha llevado todo su oro. Uno de sus amigos le pregunta por qué se ríe, si ha perdido todo su dinero, y él contesta que porque se siente libre ya que vuelve a estar como al principio. Pues así me sentiré yo, libre para dedicarme a mi empresa, que tiene 500 empleados y, tal vez, a algún otro proyecto relacionado con el arte. Eso no impedirá que siempre sienta Es Baluard como un hijo y que, por ejemplo, si compro una obra realmente importante se la ofrezca al museo.

-Usted tiene una fuerte personalidad que, en ocasiones, puede resultar muy arrolladora. ¿No puede suponer un perjuicio cuando se pone al frente de proyectos como el museo?
-No lo sé, pero si sé que el museo se ha hecho y ha sido sin ningún voto en contra. Sólo Izquierda Unida se abstuvo en un par de votaciones en Cort. El museo ha pasado por tres legislaturas, dos del PP y una del Pacte de Progrés, y todos lo han apoyado. Nadie puede decir que en las reuniones que hemos tenido durante cinco años haya intentado imponer mis ideas. Me gustaría que quedara claro que el museo no es mío, nunca quise que lo fuera y, por supuesto, tampoco que llevara mi nombre. Lo único que deseo es que sea de todos los ciudadanos y que todo el mundo pueda disfrutarlo. Según los estatutos, sólo tengo un derecho, velar porque las obras que he cedido, -las que he cedido, no las que he donado-, se conserven en condiciones óptimas.

-Algunos comentan que este museo se quiere imponer al resto.
-Eso es un disparate enorme. Por ejemplo, la Costa Azul tiene una categoría artística fantástica, con un turismo de primerísima calidad, porque allí hay importantes museos en Niza, Antibes, Saint Paul de Vence, museos con obras de Chagall, Lèger, Matisse, Miró. Pues aquí, en Palma, si existe un buen museo que llame la atención, y bien situado, redundará en beneficio del resto, todos deben complementarse y, así, salir ganando en conjunto.

-¿Qué diría a quienes critican la colección del museo?
-Que repasen los autores representados, los más importantes del arte del siglo XX, y digan si en España hay otro museo que pueda ofrecer una visión de conjunto tan importante.