Miguel Adrover posa junto a las asistentes de sala de Es Baluard, que ayer lucieron por primera vez y por breves instantes sus uniformes. Foto: JOAN TORRES

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El mallorquín Miguel Adrover está considerado uno de los creativos más influyentes de la moda: la revista «Time» le incluye entre los diez mejores diseñadores del mundo, acapara portadas de las revistas de tendencias internacionales, entre sus clientas se encuentran nombres tan conocidos como Liv Tyler, Demi Moore o Yoko Ono, y en la Semana de la Moda de Nueva York fascinó con una colección, «thesurrealworld», basada en la sastrería de corte impecable. Ésta es la línea que ha seguido para el desarrollo de los uniformes del Museu Es Baluard.

Ayer, recién llegado a Palma desde Nueva York y visiblemente cansado, el modisto se trasladó directamente al museo. Allí, probó personalmente a cada uno de los empleados sus trajes, ajustándoles las medidas. Explicó que se trata de piezas muy exclusivas, confeccionadas en la factoría Martin Greenfield -donde se visten la mayoría de presidentes y políticos estadounidenses- e influenciadas por la propia imagen de Es Baluard. «Cuando vi el espacio y las obras que incluía, supe que mis diseños debían reflejarse en ello, pero sin destacar. Debían difuminarse en este magnífico entorno».

Diseños funcionales
Así, las prendas realizadas por Miguel Adrover para Es Baluard son «funcionales y respetuosas con el visitante», afirma. Para los hombres, americana, chaleco, camisa y pantalón; para las mujeres, vestido y chaqueta. «Todas las telas, de lana tropical, están confeccionadas en Italia, a excepción de la camisas, que son de algodón egipcio». La vestimenta tradicional balear ha inspirado la mayoría de las piezas. Un ejemplo claro son los zapatos, ideados a partir del boceto de las típicas porqueres.

Adrover puntualiza que este proyecto ha sido para él «un reto, un orgullo y un honor», sobre todo porque «desde que presenté mis diseños a los medios ha sido una carrera a contrarreloj». También «por lo que significa formar parte, de alguna manera, de este museo, hecho para el disfrute de todos los ciudadanos».

Sobre Es Baluard, admite que «es impresionante que se haya recuperado un espacio tan degradado y haya sido para abrir las puertas al arte». Entre sus muchas bondades, el diseñador de Calonge destaca las vistas. «He vivido muchos años en Palma y la visión que esta ubicación ofrece de la ciudad es inigualable. Además, es muy interesante poder bordear la muralla medieval y encontrar un reducto marcado por la arquitectura contemporánea». En este sentido, dice que es «como dotar a este espacio de una vida nueva, aunque sin renunciar por ello a su antigüedad y a su legado histórico-cultural». Califica de acierto esta iniciativa, que «recupera las construcciones centenarias y les da un uso para que no mueran».