En la imagen, el cine Hispania en sus inicios, cuando proyectaba películas como «Ben-Hur» y era uno de los más emblemáticos de Palma.

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Cuando el cine Hispania abrió sus puertas, ir al cine valía poco más de una peseta. Por aquella época, el séptimo arte vivía de películas en blanco y negro que hablaban de grandes pasiones amorosas y grandes gestas. Eran los años cincuenta y el arte del celuloide era muy diferente a lo que es hoy. El pasado septiembre, el Hispania dijo adiós a cincuenta años de existencia. Tras venderse como solar, su lugar lo ocupará una nueva finca de viviendas.

«Era un local con un buen rendimiento, siempre había funcionado bien». Hasta que llegó eboom de los multicines, quienes dejaron fuera de combate a los pequeños cines de una sola pantalla. La Sala Astoria, el Palacio Avenida, el Salón Rialto y el ABC empezaron a cerrar sus puertas y a despedirse de su público. Se convirtieron en salones de juego, en locales que buscan un nuevo amo o en espacios cerrados.

La familia Sans fue quien decidió crear una pequeña sala para la barriada. Después, Rafel Salas alquiló, primero, y compró, después, el cine. «Era un local excelente con una pantalla curva llamada Vistarama que ofrecía una visión panorámica», recuerda el empresario. Por aquella época, triunfaban historias como «French connection» y las películas se ofrecían como estrenos en exclusiva ya que «se repartían muy pocas copias de los filmes».

«El Hispania tenía éxito porque estaba en muy buenas condiciones». Además, «tenía una decoración muy hermosa y una iluminación especial que lo hacían diferente». También era diferente el hecho de ir al cine. «Para las familias era como una fiesta». La televisión no existía y las películas suponían «una diversión». Cada barriada contaba con su propia sala. Son Ferriol, Son Sardina, El Vivero o Génova tenían su local en el que se proyectaban filmes como «Ben-Hur» o «Rebeca». «Hollywood vivía su época dorada» y, el Hispania, también.

El Hispania contaba con cerca de 800 butacas que casi siempre se llenaban. Con la primera reforma se redujeron a 600 asientos y, con la última, a 380, mucho más amplias y con una separación entre butacas. Con esta reforma también se introdujo el sonido digital, una pantalla panorámica y la opción de poder comprar las entradas vía internet. De esta manera, se adecuaba el local a los nuevos tiempos.

A día de hoy, sólo sobrevive el Lumiere. «En sólo un año se han creado 7.000 nuevas butacas y 35 pantallas más». Una circunstancia que «ha llevado a cerrar las pequeñas salas». «Una sola pantalla no puede aguantar, no puede competir con el resto», sobre todo teniendo en cuenta que, en la actualidad, ya no se distribuye una o dos copias de la película, si no «siete u ocho» sólo en Palma, sin contar con la oferta del resto de localidades como Manacor o Inca. «Ya no existe el cine en exclusiva, ahora cada local puede incluso emitir dos copias del mismo filme», una tendencia que se aplica en las grandes historias de Hollywood como «El señor de los anillos» o «Matrix».

«El séptimo arte ha cambiado y todavía lo hará más». El Hispania, «uno de los cines más emblemáticos de Palma», se derribará en breve para construir un edificio de viviendas con locales comerciales en los bajos y un parking. «Siempre es triste cerrar un cine, pero hay que seguir adelante». El nuevo bloque de pisos ocupará el lugar de un cine, el Hispania, que ha visto pasar ante su pantalla a diferentes generaciones de mallorquines.