El expediente de incoación de Bien de Interés Cultural de los
jardines de Natzaret, ubicados en el barrio de El Terreno de Palma,
ha caducado, después de que el Consell de Mallorca comunicara en
mayo del 2002 su intención de conservar el jardín del siglo XIX.
Aunque el expediente de caducidad no se ha iniciado, la Associació
para la Revitalització del Casc Antic (ARCA) pide el porqué de este
retraso y acusa de bloquear el proceso de tramitación de BIC a la
comisión política, que «en el último momento retiró del orden del
día la propuesta definitiva para proteger el conjunto»; al
Obispado, «que quiere especular con unos terrenos que, según los
actos de donación, no le pertenecen»; y al Ajuntament de Palma,
«que hace más de un año tendría que haber aprobado el PERI de El
Terreno, en el que también se consideraba la protección de los
jardines de Natzaret».
En opinión de ARCA, «este bloqueo responde a los intereses de
las partes nombradas, que quieren esperar que caduquen los plazos.
Cuando eso pase, no podrá volver a hablarse de la incoación de BIC
del jardín hasta que pasen tres años. Nos cerrarán legalmente la
boca y podrán especular y construir en los terrenos según sus
intereses», dice ARCA.
Intereses creados
Cabe decir que la ponencia técnica de Patrimonio Histórico acordó
en 2002 incoar el expediente de Bien de Interés Cultural para
proteger el único ejemplo de jardín del siglo XIX que queda en
Palma, el de Natzaret, que ha definido la imagen de la bahía y que
procede de un terreno que perteneció al cardenal Despuig. En 1924,
la finca se convirtió en asilo con carácter benéfico docente.
En el momento en que se empezó a tramitar el expediente, se
acordó suspender todas las licencias otorgadas, incluidas las que
ya habían sido concedidas. Además, se dictaminó que en torno al
jardín hubiera un entorno de protección con el fin de recuperarlo y
restaurarlo. Entonces, tanto la Asociación de Vecinos de El Terreno
como ARCA iniciaron una campaña para conseguir los objetivos
mencionados y los contactos con la Fundación Natzaret, el Consell y
el Ajuntament de Palma fueron múltiples y evidenciaron la voluntad
de todas las partes por su conservación. Así, se inició un proceso
de limpieza y recuperación de las marjades. Técnicos en el estudio
de jardines de la UIB, profesores de Historia del Arte y
especialistas en jardines históricos de todo el Estado mostraron su
interés por la recuperación del espacio, ya que no existen muchos
ejemplos de jardines históricos a primera línea de la costa. Poco
después, se terminaba la solicitud de BIC y la incoación era
aprobada incluyendo por unanimidad el voto del Obispado.
Sin embargo, los problemas no tardaron a surgir. El solar estaba
protegido por la ficha del catálogo del Plan General de Palma que
impide su parcelación. Asimismo, tres moratorias urbanísticas, la
del Govern, la que se había decretado mientras se elabora el PERI
de El Terreno y el de la misma incoación BIC, protegían el
conjunto. A pesar de eso, la Fundación Natzaret convocó la
adjudicación de un edificio que arrasaba parte de lo protegido.
Desde entonces «la fiebre especuladora ha ido creciendo», según
ARCA.
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