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S.B./J.N./J.C.

El escritor Pere Capellà -Mingo Revulgo- fue el gran protagonista de la noche de ayer en Algaida. Él y los ganadores de los premios Cavall Verd de este año, que en su vertiente de mejor obra poética de 2003 (premio Josep Maria Llompart) galardonó a Ponç Pons por «Pessoanes» y que en el apartado de traducción poética (premio Rafel Jaume) premió al antólogo Jordi Cornudella por «Maleïdes les guerres». Pere Capellà recibió así el homenaje de sus compañeros de profesión porque la asociación de escritores en lengua catalana decidió sumarse al Ajuntament de Algaida en la conmemoración del cincuenta aniversario de la muerte del autor. Asimismo, ayer noche se celebró una mesa redonda en la que participaron Ramon X. Rosselló, de Valencia; Joan Guasp y Llorenç Capellà. La charla se celebró en el Casal Pere Capellà de Algaida.

El primero en hablar fue Rosselló, que profundizó de forma exhaustiva e intelectual en la figura de Pere Capellà analizando todas sus obras. A continuación intervino Joan Guasp. En su exposición afirmó que «el teatro de este escritor es ludopoético. Da la impresión de crear personajes, ponerlos sobre un escenario y dejarlos que jueguen». Para acabar, Llorenç Capellà explicó la vida de su padre. Lo definió como «un hombre que iba contra su tiempo». Cerró su intervención diciendo que su padre fue un hombre muy popular porque siempre estuvo junto a los vencidos de la Guerra Civil

Horas antes, el presidente de la asociación de escritores, Jaume Pérez Muntaner, presentó los galardones en Palma y explicó que «es una satisfacción ver que llegamos a las 21 ediciones de este premio y que siempre hemos tenido un gran recibimiento». Aseguró que «la renuncia a las subvenciones del Govern por parte de Antònia Vicens es un acto que honra a nuestra vicepresidenta en un momento de graves amenazas para la lengua». Los premios Cavall Verd también rindieron un pequeño homenaje a Damià Pons por su trayectoria política, pero también y esencialmente se reconoció su valía intelectual y poética. Asimismo, se hizo entrega a Maria Antònia Munar del premio de los escritores catalanes, bautizado como Jaume Fuster.