«Con el reconocimiento a Pere Capellà actualizamos una página de
nuestro pasado y con la entrega del premio Jaume Fuster escribimos
una página de nuestro presente». La frase es de Antònia Vicens,
vicepresidenta de la asociación de escritores en lengua catalana y
anfitriona de la cena de concesión de los premios de la crítica
Cavall Verd que se otorgaron el pasado viernes en el restaurante
Binicomprat de Algaida.
En esta ocasión, los merecedores de los premios Josep Maria
Llompart a la mejor obra poética y Rafel Jaume a la mejor
traducción fueron para Ponç Pons por «Pessoanes» y Jordi Cornudella
por la antología «Maleïdes les guerres». Asimismo, mereció el
premio Jaume Fuster la escritora Maria Antònia Oliver. También se
rindió homenaje al profesor y poeta Damià Pons.
El primero en recibir su premio fue Ponç Pons, que lo recogió de
manos de la escritora Rosa Planas. Antes, el portavoz del jurado,
Jordi Pàmias, había loado la obra «Pessoanes» y la manera tan
especial y su gerente con la que Ponç dialoga con Fernando Pessoa a
través del libro. El menorquín hizo el discurso más divertido de la
noche. Recordó que «Pere Capellà fue un ejemplo de coherencia,
respeto y admiración». Teresa Pascual fue la encargada de hablar de
la obra «Maleïdes les guerres», que ha antologado Jordi Cornudella.
Al recibir su galardón, Cornudella explicó que «este premio es
injusto porque detrás está el trabajo de los traductores que han
hecho posible este libro».
Damià Pons hizo el discurso más ovacionado de la noche y aseguró
que «la dimensión pública de este reconocimiento ha de ser
compartida con mucha gente: con el PSM, que me dió
responsabilidades durante ocho años; con los dos gobiernos de
progreso, que siempre han tenido una gran acogida para las
propuestas de los departamentos de cultura; y con todos los
colaboradores que han trabajado como yo o más».
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