El escultor italiano Franco Puxeddu, alumno y colaborador del
pintor Aligi Sassu, con quien trabajó en Mallorca, se encuentra de
visita en la Isla «una tierra que Sassu estimaba mucho, amor que me
transmitió durante los 40 años que trabajé con él en Pollença».
Puxeddu, que trabaja la escultura desde hace treinta años,
rememoraba ayer al desaparecido creador, asegurando que «era un
hombre muy humano y con mucha sensibilidad hacia los artistas, un
hombre preparado y culto y uno de los mayores artistas
contemporáneos de Italia y posiblemente de Europa».
A pesar de la amistad que les unía, Puxeddu aseguró que su obra
no es deudora «ni de Sassu, ni de ningún otro artista; he trabajado
muchos años en silencio, buscando mi propio estilo, y aunque
admiraba a muchos artistas quería crear un lenguaje personal».
Finalmente encontró el camino, a partir de un lenguaje figurativo,
y sirviéndose de diferentes estilos según el tema representado y la
materia utilizada, el escultor sintetiza en sus piezas la fuerza
que emerge de la propia tierra al mismo tiempo que se introduce en
el arte sacro. En ambos casos, «la obra debe transmitir alguna
cosa», aseguró.
Puxeddu destacó que lo que más le agrada es representar escenas
de la vida social, «gente que habla, la multitud. Ahora ya no se
discute como antes, hay una falta de sentimientos muy importante».
En lo referente al arte religioso dice: «Soy creyente y a veces
recupero el sujeto religioso». Puxeddu visitó Es Baluard que le
«impresionó».
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