Gerardo Herrero lleva años tratando el tema social. En «El
principio de Arquímedes», ha mezclado esta constante con las
relaciones de pareja. Partiendo de una anécdota real, un
intercambio de parejas, amigas y vecinas, construye un mundo de
ficción basado en el trabajo. La película se estrena hoy en los
Renoir. «El filme es una historia de mujeres», aseguró el director.
Los hombres giran a su alrededor, ellas son los puntos de vista y,
ellos, los antagonistas. «A las mujeres se les complica más la
vida, se les obliga a rendir en el trabajo y, además, a cuidar de
la pareja y de los hijos». El amor y el trabajo y cómo se
entrelazan conforman el eje de la película.
Una película en la que Sonia, Marta Belaustegui, y Rocío, Blanca
Oteyza, son las protagonistas. La primera es una ejecutiva del
mundo de la moda que apenas tiene tiempo para dedicar a su hijo y a
su marido. La segunda, pese a estar muy bien preparada, siempre ha
realizado trabajos provisionales e inseguros. Las circunstancias
hacen que su situación cambie a lo largo de la historia y que los
papeles se cambien.
En «El principio de Arquímedes» los sindicatos tienen un gran
peso. «Queríamos dar un poco de caña a los sindicatos, sólo
preocupados en que los trabajadores cobren más». Según Herrero, el
Estado de Bienestar «no surgió así como así, hubo muchas luchas
sociales para lograr objetivos hoy normales». «Ante un panorama tan
desolador, la película tiene una mirada optimista, un mensaje que
deja entrever que se puede hacer algo», afirmó Roberto Enríquez,
Mariano, esposo de Rocío, en la historia. Para el actor, «un gesto
puede iniciar una pequeña revolución».
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