Herrero, Belaustegui y Enríquez, ayer, tras la presentación.Foto: MIQUEL ÀNGEL CAÑELLAS

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Gerardo Herrero lleva años tratando el tema social. En «El principio de Arquímedes», ha mezclado esta constante con las relaciones de pareja. Partiendo de una anécdota real, un intercambio de parejas, amigas y vecinas, construye un mundo de ficción basado en el trabajo. La película se estrena hoy en los Renoir. «El filme es una historia de mujeres», aseguró el director. Los hombres giran a su alrededor, ellas son los puntos de vista y, ellos, los antagonistas. «A las mujeres se les complica más la vida, se les obliga a rendir en el trabajo y, además, a cuidar de la pareja y de los hijos». El amor y el trabajo y cómo se entrelazan conforman el eje de la película.

Una película en la que Sonia, Marta Belaustegui, y Rocío, Blanca Oteyza, son las protagonistas. La primera es una ejecutiva del mundo de la moda que apenas tiene tiempo para dedicar a su hijo y a su marido. La segunda, pese a estar muy bien preparada, siempre ha realizado trabajos provisionales e inseguros. Las circunstancias hacen que su situación cambie a lo largo de la historia y que los papeles se cambien.

En «El principio de Arquímedes» los sindicatos tienen un gran peso. «Queríamos dar un poco de caña a los sindicatos, sólo preocupados en que los trabajadores cobren más». Según Herrero, el Estado de Bienestar «no surgió así como así, hubo muchas luchas sociales para lograr objetivos hoy normales». «Ante un panorama tan desolador, la película tiene una mirada optimista, un mensaje que deja entrever que se puede hacer algo», afirmó Roberto Enríquez, Mariano, esposo de Rocío, en la historia. Para el actor, «un gesto puede iniciar una pequeña revolución».