Un grupo de músicos se reunió ayer en la sala Assaig, precintada
el pasado viernes por la policía, para recoger firmas que hoy
quieren presentar a la alcaldesa Catalina Cirer. El motivo, el
segundo cierre de Assaig en pocos días. De corta vida, pero ya
emblemática, la sala de conciertos y lugar de ensayo ha llenado de
vitalidad la hasta entonces paupérrima vida musical de Palma en lo
que espacios se refiere. Assaig acaba de celebrar su primer
aniversario. Con el del viernes, fueron ya dos los cierres sufridos
en pocos días, motivados, según su responsable, Xokas, «por la
enorme presión de la asociación de salas de fiestas y
discotecas».
Hace dos semanas, Gerencia de Urbanismo les concedió la licencia
de apertura a condición de que «en tres semanas se subsanaran una
serie de deficiencias», según explicaron ayer fuentes municipales.
Cuando ayer este diario se puso en contacto con Xokas éste apuntó
que «las deficiencias ya están subsanadas», y explicó que eran
«tapar unas vigas, poner más detectores de humos en los pasillos,
una manguera más contra incendios y tapar unos huecos de una
escalera». «El viernes abrimos porque había un concierto organizado
por Trui y si no se hacía perdían tres millones de pesetas». Xokas
y los músicos mallorquines recogían ayer firmas para presentarlas a
Cirer.
«Si nos cierran que nos digan dónde van a ensayar los músicos,
que nos den otro sitio». «Esta semana tenemos un concierto de La
Gran Orquesta Republicana y otro del grupo argentino Bersuit, si no
podemos hacerlos tendremos que cerrar porque no podríamos aguantar
las pérdidas», apuntaba Xokas, quien aseguraba no entender la
«presión de los propietarios de discotecas y salas de fiesta».
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