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J.NICOLAU/M.DÍAZ

Un grupo de músicos se reunió ayer en la sala Assaig, precintada el pasado viernes por la policía, para recoger firmas que hoy quieren presentar a la alcaldesa Catalina Cirer. El motivo, el segundo cierre de Assaig en pocos días. De corta vida, pero ya emblemática, la sala de conciertos y lugar de ensayo ha llenado de vitalidad la hasta entonces paupérrima vida musical de Palma en lo que espacios se refiere. Assaig acaba de celebrar su primer aniversario. Con el del viernes, fueron ya dos los cierres sufridos en pocos días, motivados, según su responsable, Xokas, «por la enorme presión de la asociación de salas de fiestas y discotecas».

Hace dos semanas, Gerencia de Urbanismo les concedió la licencia de apertura a condición de que «en tres semanas se subsanaran una serie de deficiencias», según explicaron ayer fuentes municipales. Cuando ayer este diario se puso en contacto con Xokas éste apuntó que «las deficiencias ya están subsanadas», y explicó que eran «tapar unas vigas, poner más detectores de humos en los pasillos, una manguera más contra incendios y tapar unos huecos de una escalera». «El viernes abrimos porque había un concierto organizado por Trui y si no se hacía perdían tres millones de pesetas». Xokas y los músicos mallorquines recogían ayer firmas para presentarlas a Cirer.

«Si nos cierran que nos digan dónde van a ensayar los músicos, que nos den otro sitio». «Esta semana tenemos un concierto de La Gran Orquesta Republicana y otro del grupo argentino Bersuit, si no podemos hacerlos tendremos que cerrar porque no podríamos aguantar las pérdidas», apuntaba Xokas, quien aseguraba no entender la «presión de los propietarios de discotecas y salas de fiesta».