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El Museu Diocesà amplía en más de 1.000 metros la superficie actual de 290. El arquitecto diocesano, Sebastià Gamundí, explicó que el proyecto aún tiene aspectos por definir, pero que las obras estarán finalizadas el año que viene.

Después de más de tres años, las catas arqueológicas han concluido. En ellas, en las dependencias que antiguamente ocupaban las caballerizas, ha vuelto a salir a la luz el tramo de la antigua muralla tardorrama de la ciudad. Sobre este lienzo se apoya la pared sur del Palau Episcopal.

El arqueólogo del CIM, Jaume Cardell, explicó que la Ponencia de Patrimoni Històric del próximo mes evaluará la posibilidad de dejar a la vista este resto que mide más de dos metros lineales. Al lado de dicho tramo de muralla también se halló un pozo de época posterior en muy mal estado. Gamundí explicó que el principal problema de la ampliación del Museu ha sido la estructura. También afirmó que la construcción es de diferentes épocas y consolidarla ha significado mucho trabajo. Actualmente, aún se ha de concretar si la salida del museo será por los jardines del Palau. En ellos no se descarta ubicar esculturas y también se estudia la posibilidad de ampliar el museo con las salas de la biblioteca de la Curia.

Por lo que respecta al plan museológico, Lidia Homs ya trabaja en ello bajo el criterio de que sea «un museo sacro muy vinculado a Mallorca». Pere Joan Llabrés, delegado diocesano de Patrimonio, señaló que «la intención es que sea un museo de arte hecho en Mallorca y para Mallorca». Las salas de la planta baja serán ocupadas por la exposición permanente y al lado de la entrada se ha previsto una dependencia de doble alzada donde se instalarán piezas de gran formato como los retablos. Una vez finalizada la reforma, esta planta será espectacular. La mayor parte de las dependencias son abovedadas y ofrecen grandes posibilidades. El almacén también se ubicará en esta planta. El primer piso se destinaría a las exposiciones temporales y obras de menos envergadura como la colección de cerámica mediterránea, «muy vistosa e importante», según Llabrés, quien añadió que existe mucha obra nueva nunca expuesta. El primer piso también acogerá despachos. Como curiosidad, en algunos muros de esta planta, se encontraron inscripciones hechas por los presos de la cárcel que durante la Edad Media tenía la jurisdicción religiosa. En el exterior, hay intervenciones de Gaudí poco conocidas.