Las estadísticas demuestran año tras año que las mujeres leen
más que los hombres. Por eso hemos elegido a unas lectoras muy
especiales para preguntarles por el libro de su vida. Son mujeres
profesionales del mundo de la cultura que han respondido a tan
difícil cuestión.
La escultora Teresa Matas elige «Hacia un saber sobre el alma»,
de María Zambrano. «Llegó a mis manos en 1989 y se convirtió en mi
libro del despertar. Cada mañana, lo primero que hacía al abrir los
ojos era sumergirme en sus bellas y profundas palabras, costumbre
que duró muchos despertares de mi vida». Teresa lo tiene anotado y
subrayado en distintas fechas, lo que significa varias
relecturas.
Mari Paz Joan, soprano, cuenta que «disfruto con todo tipo de
lecturas y leo en varios idiomas. Hace doce años, mi madre me
prestó 'El arte del buen vivir', de Schopenhauer, y me impactó por
su análisis del alma humana y de la sociedad. Lo he releído muchas
veces y aún hoy lo consulto a menudo».
La actriz Caterina Alorda elige «Adolph», de Benjamín Costa, «al
que llegué muy joven desde otra lectura importante, 'Aloma', de
Mercè Rodoreda. 'Adolph' es una novelita sencilla que significó mi
entrada en un mundo inmenso y maravilloso, la novela del siglo XIX.
Fue el hilo de un ovillo que aún me tiene enredada».
La arqueóloga Helena Inglada recuerda que «hace ocho años
descubrió «Amb la mirada baixa», de Tahar Ben Jelloun, donde «una
joven bereber nos seduce contándonos su historia, la lucha por ser
ella misma, la descripción de los paisajes desde el desierto de su
infancia hasta el barrio parisino donde residirá, la fractura entre
dos culturas, la condición de ser mujer. Con él descubrí a los
escritores árabes y que hay otra manera de entender el mundo y eso
te hace más tolerante».
La bailarina Mar López apunta «El hombre sin atributos», de
Robert Musil, como uno de sus favoritos. «Al leerla compruebas las
asombrosas similitudes de los comienzos de los siglos XX y XXI.
También me fascina 'Una cuestión personal', de Kenzaburo Oe, porque
cuenta una bajada a un infierno muy especial. Y recomiendo 'La
poeta y el asesino', de Simón Worrall, sobre la falsificación de un
poema de Emily Dickinson».
Joana Castel, productora teatral, escoge «Los condenados de la
tierra», de Franz Zanon. «Lo leía a los 23 años cuando estudiaba
historia en la universidad; me permitió entender el mundo actual
porque habla del proceso de descolonización y por qué hay un primer
mundo parasitario del tercero; creo que está más vigente que nunca,
sobre todo teniendo en cuenta el neocolonialismo económico actual,
verdadera causa de la guerra de Irak».
La artista plástica Mónica Fuster señala que «uno de los autores
que más me interesan por su relación con las nociones de tedio,
contemplación y vaciación es E.M.Cioran; en los 34 cuadernos
manuscritos en los que fue anotando textos de forma metódica, de
1957 a 1972, aparecen reflexiones dispersas que hacen referencia a
dichas ideas».
Patricia Trapero, directora de teatro y profesora de la UIB,
dice que «si tuviera que quedarme con un texto elegiría los relatos
de misterio de Sherlock Holmes como protagonista, que conocí a
temprana edad porque una de las series televisivas que me dejaban
ver en casa era las aventuras de Sherlock Holmes interpretada por
Peter Cushing y Nigel Stock. La fascinación por el misterio
detectivesco, por las cosas tan extrañas que pasaban a la gente y
la meticulosidad de la investigación me parecían fuera del alcance
de las personas 'vulgares'; yo sigo leyéndolos, pero como evasión,
ya que hoy asistimos a hechos que hubieran puesto los pelos de
punta al bueno de Holmes».
«Los últimos días de Pompeya», de E.Bulwer Lytton, fue la
«primera novela que más me marcó», dice Elvira González, directora
del Museo de Lluc. «Me lo regaló mi padre a los 13 años, de su
biblioteca de cuando era joven; él también lo leyó cuando tenía esa
edad y, a través de él, mi padre me 'contagió' su interés por la
historia, una asignatura a la que me vinculó de por vida. Esa
novela de la historia me transportó a ese mundo fascinante y tan
unido a nuestra cultura como fue el mundo romano».
«Si sólo pudiera salvar un libro de la quema, éste sería 'El
lobo estepario', de Herman Hesse», afirma la cantante Carmen Jaime.
«Rondaba por casa, me interesó y acabé leyéndolo varias veces. Es
un profundo análisis de la confrontación de la parte animal y la
parte humana del hombre, un encuentro con el alma torturada por la
simbiosis de ambas».
Por su parte, la voz de Sunflowers y Sterling, Adela Peraita,
destaca «Un mundo feliz», de Aldous Huxley. «Hace seis años, en una
conversación sobre lo deprisa que vamos y lo manejables que somos,
alguien me lo recomendó. Me influyó sobre todo ese mundo tan
macabro y cercano que evidencia. Es una novela visionaria porque, a
pesar de estar escrito en 1932 y ambientado en el 2500, hoy en día
ya podemos observar lo que su autor apuntaba».
Neus Canyelles, escritora y colaboradora de Ultima Hora, se
decanta por «Lejos de Àfrica», de Isak Dinesen, un libro que «me
hubiera gustado escribir a mí; me atrae el personaje de la
protagonista, que vive situaciones extremas, y también cómo está
escrito; lo leí a los 20 años y está muy gastado porque me lo llevo
cuando voy a un lugar un poco difícil, como cuando me
operaron».
Susana Pacheco, percusionista de la Orquestra Simfònica, se
confiesa lectora «atípica» porque le interesan los libros de
gastronomía, «pues me encanta cocinar», y las biografías de
músicos. «Ahora tengo dos libros en la mesita de noche, regalo de
mi hija en mi último cumpleaños». Uno es «Como agua para
chocolate», de Laura Esquivel, y el otro «Gatos sin fronteras», de
Antonio Burgos, «éste creo que me lo regaló porque me gustan los
gatos».
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