El acto contó con la asistencia de diversas autoridades. Foto: M.A. CAÑELLAS

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La restauración de la capilla de San Nicolás de Tolentino, popularmente conocida como Santa Rita, de la iglesia de Nostra Senyora dels Socors fue inaugurada ayer por la congregación de los padres agustinos, encargada de la basílica, en un acto que contó con la asistencia de diversas autoridades. La alcaldesa de Palma, Catalina Cirer, acudió al acto junto a Rafael Duran, concejal de Joventut. Estuvieron acompañados de Antonio Llamas, director general de Arquitectura y Vivienda del Govern, y de Joan Josep Mas, director general de Patrimonio del Consell. Entre los presentes también se encontraba el restaurador Eudald Guillamet, responsable de la actualización de esta joya del barroco mallorquín. La intervención en esta capilla, cuya duración ha sido de tres meses, se ha concentrado en la recuperación de su cúpula, que sufría numerosos desperfectos, y ha tenido un coste de 252.000 euros. Su mal estado fue provocado, según explicó el padre Baltasar Ramis, rector de la iglesia, «por los efectos del paso del tiempo, las emanaciones de las chimeneas de las herrerías del barrio vecino y el humo de las velas encendidas dentro del templo durante todos estos años». En este sentido, apuntó que la única limpieza de esta cúpula fue realizada entre 1870 y 1873.

Construida a principios del siglo XVIII por el arquitecto y escultor Francisco Herrera, «la capilla se encontraba en la actualidad en un estado de degradación bastante acusado también por las efervescencias salinas provocados por brotes de humedad», añadió Eudald Guillamet. Para resolver todas estas deficiencias, la estructura y la cúpula han sido objeto de un proceso clásico de restauración de piedra. Asimismo, también se ha procedido a la consolidación y fijación de la linterna, se han rehecho todas las roturas y grietas con morteros de cal y arena, y se han retocado los estucos. Eudald Guillamet definió esta restauración como una de las obras «más gratificantes, por su resultado», de su carrera; y ofreció a los asistentes una comedida explicación sobre las características más destacables de esta parte del templo.

Por su parte, Baltasar Ramis reconoce a esta capilla como «la bella desconocida». Apuntó que es un monumento «único», puesto que «no hay un elemento del barroco en piedra tan grande y ejemplar en Mallorca» y aseguró que en proyecto está también el objetivo de los padres agustinos de darla a conocer en guías turísticas para que sea visitada con más asiduidad, «dado su interés artístico y cultural». La capilla de San Nicolás presenta un cuerpo octogonal tallado en piedra caliza y sustentado por ocho arcos torales, que marcan el acceso a las siete capillas que rodean el espacio. La cúpula, realizada con la técnica de sillería, cuenta con una decoración barroca en la que se representan las figuras de San Nicolás y San Agustín, tres papas y tres cardenales, ángeles y motivos de la naturaleza, propios de la estética marcada por ehorror vacui de la época. Este espacio se remata con un cimborrio en el que se abren varios ventanales que se alternan con hermosos capiteles decorativos y que dan a la estancia una luminosidad natural muy especial. También son destacables los ocho escudos de mares de Santanyí que lucen en la parte superior de cada arco y que representan a los donantes que financiaron la construcción de la cúpula.