Esculturas relicario de la etnia de Kota. Foto: JOAN TORRES

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Antes de la llegada de los europeos, en Àfrica no existía la escritura. Su universo se representaba a través de máscaras y esculturas que narraban todo aquello que querían. El arte era su alfabeto. Una exposición, «Àfrica, la figura imaginada», recupera a través de 166 piezas la extraordinaria capacidad de invención de los anónimos artistas africanos de la Edad de Hierro. La muestra se inauguró ayer en la Fundació la Caixa desde donde empezará su itinerancia por el resto del país.

A la presentación del montaje asistieron los directivos de la Caixa Josep Monclús y de la Fundació Imma Casas y Jaume Martorell y el comisario Albert Costa. A principios del siglo XX, artistas como Picasso o Modigliani descubrieron el arte africano a través de las piezas traídas a Europa desde las colonias, dejándose contagiar por «su forma de trabajar, muy diferente a la occidental», dijo Costa. «Creaban de manera intuitiva». Sus representaciones de «seres invisibles» nacían «de los sentimientos». «A través de sus figuras expresaban el ser humano ideal», en ocasiones «deformado o exagerado» pero siempre respondiendo al canon de perfección impuesto por su sociedad.

La exposición tiene como eje la representación del cuerpo humano. Albert Costa decidió acotar el terreno y se centró en 16 grupos representativos del norte y del centro del Àfrica. «Durante la Edad Media, el mundo cristiano era uniforme y, su arte, también». En Àfrica, durante la misma época, «existía una gran variedad de estilos». «Su uniformidad cultural se expresaba a través de la variedad estilística». En la muestra, cada uno de los grupos representados se presenta en una vitrina propia. Así, puede compararse la diversidad. «Ofrece una idea de la técnica de cada etnia y de la versatilidad del artista».