Tras veinte años buscando un segundo taller, Betty Gold acaba de
encontrar el lugar idóneo para instalarse: Palma. Aquí pasará parte
del invierno mientras que, en verano, trabajará desde California.
Ayer, visitó el Museu Es Baluard.
«Siempre he tenido claro que acabaría trabajando en España
porque tiene una arquitectura muy masculina». Igual de masculina
que su obra. «Soy femenina pero mis creaciones son masculinas».
Asegura trabajar «como un hombre» porque tiene «un pensamiento
fuerte». «Hay pocas mujeres que sean escultoras porque muchas no
están decididas a ensuciarse y a destrozarse las manos».
En 1999 conoció Mallorca y se enamoró perdidamente de la Isla.
«Vine invitada por la Universiada y me quedé prendada de sus
paisajes, muy variados». Aquí, dice sentirse como en su casa. «Los
espíritus me han proporcionado un segundo hogar». La producción de
sus últimos tres años ha nacido en Mallorca, un lugar «ideal para
la creación». «Me inspira, aquí puedo crear muy fácilmente, es un
milagro».
Como «milagroso» es Es Baluard. «Es el museo más ecléctico de
los que conozco». Las esculturas que están fuera del centro «viven
en perfecta armonía con el edificio, se dan la mano». Además, no
existe otro espacio de arte «con paredes como Es Baluard: las
murallas renacentistas».
La pieza «Fray Junípero Serra», de Gold, se encuentra justo en
la entrada del museo. «Me encanta la ubicación de la obra». Al
igual que le encanta la colección del centro. «Creo que es
magnífica, extraordinaria».
La obra de Gold se caracteriza por las formas geométricas. «Soy
muy directa, nunca dudo, siempre sé hacia dónde tirar». Tres
maneras de ser «básicas en el mundo de la escultura porque nunca
hay que dudar». Define sus creaciones como «abstractas» y las
defiende hasta la saciedad. «Tengo mucha confianza en mí y en mis
decisiones». Ahora, desde Palma, continuará su trabajo.
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