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P.GIMENEZ

El casal señorial de Can Óleo, construcción medieval del siglo XV propiedad de la Universitat de les Illes Balears (UIB), se encuentra seriamente amenazado por el estado de ruina. El rigor de los trámites administrativos y los contratiempos que han ido surgiendo desde que se anunció el proyecto de rehabilitación del inmueble en 1999 han contribuido a acentuar el estado de deterioro en que ya se encontraba el edificio, que reclama con urgencia luz verde para iniciar su recuperación. No obstante, y «siendo optimistas, las obras de rehabilitación de Can Óleo no se iniciarán probablemente hasta 2005». Gabriel Moyà, vicerrector de Infraestructures y Medi Ambient de la UIB, explicaba ayer que después de haber realizado las modificaciones exigidas por la Comissió de Centre Històric sobre la propuesta original de Pere Nicolau, arquitecto del proyecto de restauración, «los trabajos se encuentran ahora pendientes de la concesión de la licencia de obras» que podría llegar «en agosto o septiembre».

En lo que concierne a la disponibilidad presupuestaria, ésta parece estar garantizada. Gabriel Moyà apuntó que la UIB tiene previsto firmar mañana, miércoles, un convenio de inversiones plurianual con el Govern, por un plazo de ocho años, «que permitirá financiar las obras de reforma». Sin embargo, después de contar con la oportuna licencia, el inicio de las obras tendrá que sortear todavía un último trámite: la convocatoria del concurso de ajudicación de empresas. Así, «las obras podrían empezar en 2005 y desarrollarse en dos años». El vicerrector de Infraestructures y Medi Ambient de la UIB justificó la demora afirmando que «un proyecto de rehabilitación de estas características lleva su tiempo». A pesar de eso, Gabriel Moyà destacó que «el tiempo corre en perjuicio del edificio», que reclama una actuación de «urgencia».

Se ha de recordar que el último y mayor contratiempo del proyecto de reforma del palacio fue el rechazo de la Comissió del Centre Històric al muro de vidrio que recogía la propuesta original de Pere Nicolau. El arquitecto había proyectado la construcción de un lienzo de vidrio que tenía la finalidad de realzar la escalera gótica del inmueble, el elemento original más destacado del edificio. El cambio de solución -finalmente se hará un muro ciego- obligó al arquitecto a modificar el proyecto de ejecución hasta obtener el visto bueno de Patrimonio. Los estudios previos sobre la arquitectura del edificio y el subsuelo arqueológico, dirigidos por el profesor de Historia del Arte Josep Morata, también han contribuido al retraso de las obras.