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JOANA NICOLAU/MARIANA DÍAZ

Unas estructuras de piedra tardorromanas, que en principio se han datado entre los siglos III y IV después de Cristo, son la última sorpresa de las excavaciones que se llevan a cabo desde hace un año en un solar de sa Calatrava, en Palma, en la zona de d'alt murada, donde se está construyendo un edificio de viviendas.

Se trata de un terreno en el que también se descubrió un cementerio del siglo XIV que, de momento, arroja un saldo de 210 enterramientos.

Los individuos que ocuparon las fosas fallecieron víctimas de la peste de 1348. La zona, que era el huerto del convento de las clarisas, fue utilizada como cementerio a causa de dicha epidemia.

«Debajo de los enterramientos están saliendo estratos de tierra con material romano, teja, restos de ánforas y, de vez en cuando, algún trozo de cerámica sigilata», cuenta la arqueóloga Maria Llinás, quien participa en la excavación desde su inicio. Francisca Torres es la directora de la misma.

Estas estructuras tardorromanas están construidas a base de piedra y mortero de cal, «el mismo que se puede encontrar en Pollentia», apunta Llinás quien, de momento, no puede ofrecer más datos. «Los primeros sorprendidos fuimos nosotros», comenta. Joan Josep Mas, director insular de Patrimoni Històric, afirmó que «el CIM estará pendiente, pero no nos pronunciaremos hasta el fin de la excavación».