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NICO BRUTTI

Costa Nord acogió anteanoche, ante un lleno total de público, a la cantante portuguesa Dulce Pontes en otra velada del ciclo llevado a cabo en Valdemossa, el ya clásico Nits Mediterránias. Con mucho ambiente e interés, los que se acercaron hasta el predio de Costa Nord evaluaban en algunos casos cuál sería el resultado final de esta intérprete lusa que, rompiendo el molde de la ortodoxia, produce un sonido y un hacer diferentes de lo que se estila casi a rajatabla tanto en fado como en canción medieval.

En otros casos, los presentes departían no ya acerca del modo en que canta, sino en intercambiar información para acercarse, aún más, al mundo musical de Dulce Pontes. Y a las diez en punto de la noche, el escenario recibió a la portuguesa con un cerrado aplauso; a continuación sobrevino un respetado y grato silencio. Pontes se sentó al piano e interpretó tres canciones en solitario de su nuevo álbum, «Focus», que comparte con el artista y compositor Ennio Morricone. Su increíble registro vocal y su buen gusto para el teclado revelaron una faceta casi desconocida para muchos: la ejecución del piano.

No sería, claro, la única sorpresa de la noche. Recorriendo parte de su repertorio actual y no tanto, Dulce Pontes hizo disfrutar a la audiencia tanto como sus destacados músicos, en una verdadera clase de ensamble y talento. El remate del concierto no pudo ser mejor: «María de Buenos Aires» y «Balada para un loco», dos tangos de antología, que dejaron boquiabiertos a muchos. Por no decir a todos.