El sueño de muchos aficionados al mar se cumplió ayer en Sóller
con la inauguración del primer museo marítimo de la Isla, instalado
en el Oratorio de Santa Catalina, un edificio del siglo XIII
situado en el Port de Sóller, y en la antigua escuela de marinería.
Al acto de inauguración, presidido por el alcalde de la localidad,
Carlos Simarro, acudieron los consellers de Cultura e Interior del
Govern, Francesc Fiol y José María Rodríguez; Ramon Socías,
delegado del Gobierno; Dolça Mulet, consellera de Cultura del
Consell; Joan Albertí, alcalde de Fornalutx; Pere A. Serra, hijo
ilustre de Sóller; el comandante de la Estación Naval, Miquel
Bosch, y el comandante de la Base Aérea del Puig Major, Francisco
Moratinos, además de Ses Valentes Dones.
Miquel Nadal, regidor de Cultura, dio la bienvenida a los
asistentes y calificó el museo de «único en Mallorca», mientras que
el alcalde se mostró «orgulloso» de que ya sea una realidad. El
coste inicial del proyecto fue de 323.600 euros, asumidos por el
Plan de Excelencia Turística de Sóller. El montaje fue realizado
por la empresa Fandango SL según un anteproyecto redactado por el
anterior equipo municipal. Con la inauguración culmina un largo
proceso que comenzó cuando el Consell Insular inició la
restauración del Oratorio. Inicialmente, la rehabilitación del
edificio no contemplaba la creación de un museo, pero la aprobación
por parte del Consell de un Plan Director del Museo Marítimo de
Mallorca concebía una red con diferentes sedes, lo que posibilitó
la entrada del Oratorio en dicho proyecto. No obstante, el Museo
Marítimo de Sóller es de titularidad municipal, dado que el citado
proyecto del CIM se ha retrasado.
El museo es un centro de interpretación de Sóller y su puerto en
relación con el mar a lo largo de los siglos. Pasa revista a la
emigración local a Francia y a Ultramar, muy relacionada con la
navegación comercial desde finales del XIX, a las actividades de la
carpintería de ribera y a las faenas tradicionales en relación con
el mar. La sala principal se asemeja a la bodega de un barco y está
construida en madera de roble; unas vitrinas en movimiento
representan el mar de fondo según un sistema mecánico recuperado de
las técnicas teatrales del siglo XVIII. También se puede contemplar
un montaje audiovisual que sumerge al espectador en el mar a través
de una gota de agua; piezas de la Marina Mercante, de la Armada y
donaciones de particulares y entidades. Todos los que han
colaborado recibieron ayer un diploma de agradecimiento. El próximo
día 28 habrá una jornada de puertas abiertas desde las 10.00 a las
20.00 horas.
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