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La temporada estival se define en Mallorca, en cuanto a cultura se refiere, por una gran proliferación de conciertos. Como cada año, ayuntamientos y agencias de espectáculos ponen en marcha su maquinaria para ofrecer los directos de las bandas más en boga, así como de artistas consagrados. De este modo, el verano 2004 ha venido marcado por la presencia de primeras figuras a nivel internacional y nacional, por una variedad de estilos cada vez más habitual y, sobre todo, por unos precios desorbitados en las entradas de los conciertos. Este último punto no es exclusivo de la Isla, ya que los precios excesivos también se dan en el resto de España.

El primer gran concierto de este verano, el de Paco de Lucía en el Auditòrium, marcó lo que sería la tónica de los próximos meses en cuanto a precios, erigiéndose como el más caro, con 120 euros la entrada más costosa. En este ranking le siguieron los tres recitales programados en Costa Nord -Tomatito y El Cigala, Omara Portuondo y Dulce Pontes- y los del Jazz Voyeur Festival, celebrado en el Gran Casino Mallorca -McCoy Tyner, Richard Bona, Michael Brecker, Adriana Varela, Adrián Iaies, Charlie Haden, Carla Bley, Avishai Cohen, Cachao y Ute Lemper-. En contraposición, destaca la gratuidad del programa del Festival de Jazz de sa Pobla, que cuenta con el apoyo del ayuntamiento del municipio y que este año contó con la presencia de Roy Hargrove, Jerry González, Charles Lloyd y Agustí Fernández.

Por otro lado, por los escenarios de Mallorca han pasado bandas de todos los estilos y para todos los gustos, desde los televisivos David Bisbal, Chenoa y Fran Perea, a los callejeros Estopa y Mojinos Escozíos, pasando por muchos de los nombres que actualmente llenan las listas de superventas como Andy y Lucas, El Canto del Loco, Fangoria, Bebe, Pastora... Asimismo, ha habido también espacio para artistas de carácter más reivindicativo como Ojos de Brujo, O'Funkillo, Amparanoia, Albert Pla, Celtas Cortos, Kiko Veneno o el guitarrista Raimundo Amador.