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El economista y escritor Joan Ferrer Misero publicó ayer en este rotativo el artículo «La catedral de Barceló», en el que criticaba duramente la intervención del artista de Felanitx en la Seu. Ultima Hora ha consultado la opinión de distintos expertos sobre la obra del creador plástico.

El galerista Joan Oliver «Maneu» asegura estar «de acuerdo» con las palabras de Ferrer Miserol. «La obra de Barceló en la Catedral ha sido un desacierto. Hubiese sido el artista ideal para un palacio de congresos o un hotel, pero no para una iglesia». Por otro lado, sentencia: «Conozco perfectamente el mundo de la cerámica y puedo afirmar que las famosas grietas han salido de forma no intencionada. El problema es que se han utilizado planchas demasiado grandes».

Pere-Joan Llabrés, delegado de Patrimoni Artístico de la Iglesia de Mallorca, opina que «la obra podrá gustar o no, pero es una pieza contemporánea que tiene una inspiración cristiana. Tal y como dice Ferrer Miserol, no se puede decir que sea un 'bufonada de lo efímero'». Respecto a la técnica, precisa que «se ha optado por mostrar la cerámica tal y como es, con naturalidad. Y la cerámica, tal y como es, tiene grietas».

El escritor Antoni Serra corrobora lo escrito por Miserol y apunta que «es cierto que Barceló tuvo una primera época brillante, pero después se ha metido en una espiral comercial que ha mermado su capacidad creativa». Añade que la de la Seu «es una obra con importantes deficiencias técnicas. Hay grietas porque la cerámica está mal cocida. Han salido por incompetencia».

El doctor en Historia Gabriel Llompart, cree que aunque las fotografías publicadas en prensa son de gran calidad «es prematuro emitir una opinión definitiva sobre la intervención de Barceló».

Agrega que, «de hecho, ya se han producido cambios significativos en el Cristo y en las cuevas de los ángulos».

El historiador Miquel Ferrà i Martorel asevera que «hay dos tendencias claramente marcadas: la conservacionista, que preferiría dejar la Seu tal y como estaba para preservar su carácter original; y la renovadora, que opta por intervenir para dejar constancia de las distintos estilos artísticos de cada época. Ambas son respetables».