Las entrañas de los archivos del Consell de Mallorca guardan en
su interior un tesoro de valor incalculable. Se trata de más de
5.800 carteles que muestran la historia viva del Teatre Principal
de Palma a través de sus representaciones desde el 1862 hasta el
año 2000. La colección está considerada como una de las más
valiosas del continente y ahora el Consell ha empezado las tareas
de recuperación y adecuación a fin de que el día de mañana puedan
estar al alcance de todos los investigadores interesados en la
historia del teatro. En estos momentos la gran mayoría de las
piezas se encuentran dobladas en cajas de cartón esperando el
diagnóstico que harán los técnicos del Consell. La colección
corresponde a las principales funciones realizadas por el Teatre y
comprenden desde representaciones escénicas hasta proyecciones de
cine pasando para óperas, zarzuelas, funciones de magia y
conciertos. El más antiguo de la colección está fechado en 1862 y
en su encabezamiento todavía puede verse que corresponde al Teatro
Príncipe de Asturias. El hecho de que no haya carteles anteriores a
esta fecha puede ser debido al incendio de 1858 en el teatro. La
reconstrucción del edificio no acabó hasta el año 1860. No fue
hasta la revolución de 1868 que empezó a llamarse Teatro
Principal.
El director insular de Cultura, Guillar Ginard, explicó que «la
intención del Consell de Mallorca es dar el máximo valor posible a
esta colección de carteles, que es una de las más completas de que
se disponen en este momento y que es la historia física y
documental del teatro, una historia con pelos y señales que podemos
recuperar». Ginard también destacó que la intención de su
departamento es que el archivo se ponga al día «y este trabajo es
uno más. Con paciencia, todos estos carteles se irán integrando a
la consulta y nosotros les iremos dando la difusión pertinente
además de ponerlos al alcance de los investigadores, tanto en el
soporte papel como con la utilización de las nuevas tecnologías y
la digitalización».
El grueso de estos carteles estaba situado en las dependencias
del Teatre Principal y está pensado que algunos de ellos puedan
exhibirse cuando el teatro reabra sus puertas, una vez acabadas las
obras, que según Ginard se iniciarán antes de finalizar este año.
Los carteles tenían una función básica, que era la de publicitar
los espectáculos que tenían que representarse y se caracterizan por
su gran formato, de tamaños que pueden superar el metro y medio por
ochenta centímetros. Tienen en general una forma compositiva simple
donde los caracteres tipográficos son los protagonistas y raramente
aparecen ilustraciones. Según explicó Montse Furment, encargada de
la restauración y rehabilitación de estos carteles, «lo primero que
tiene que hacerse es un diagnóstico de cada uno de ellos. Se les
tiene que hacer volver a su forma original, es decir, tienen que
aplanarse, reintegrar los añicos que faltan para permitir su
manipulación, limpiar y desinfectar. Después estarán preparados
para ser manipulados con la finalidad de estudiarlos y
digitalizarlos». Una de las características que destacan en muchos
de los carteles es que el precio de las funciones está indicado en
reales y que hechos como la iluminación eléctrica eran destacados
con grandes letras. También destaca que muchos fueron imprimidos en
los obradores de la imprenta de la Misericòrdia, precisamente
situada en el mismo edificio donde ahora se encuentra el archivo.
Ahora empieza un trabajo complicado y largo que será dividido en
diferentes fases. En la primera se trabajará con el material entre
los años 1895 y 1936. Posteriormente se hará con los carteles más
antiguos, anteriores a 1894 y finalmente los comprendidos entre
1936-1960 y 1960-2000.
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