El clarinetista y leyenda del jazz Artie Shaw falleció el pasado día 31 a los 94 años, pero la fama de la que el intérprete de «Begin the Beguine» siempre intentó huir se mantiene con vida. Murió tras una larga enfermedad de la que empeoró a finales de noviembre.
Atrás queda su música, como su grabación de «Begin the Beguine», una de las composiciones más populares de Cole Porter, y otros éxitos como «Stardust», «Frenesí», «Lady Be Good» o «Indian Love Call». También será recordado por sus turbulentos matrimonios, ocho, que incluyen a estrellas como las actrices Lana Turner y Ava Gadner.
Shaw también fue un innovador, respetado como uno de los primeros directores de grandes orquestas que contrató artistas negros.
Mientras que Count Basie y Duke Ellington se quedaron satisfechos con tener una gran orquesta y Benny Goodman con dos, Shaw nunca tuvo suficiente, al llegar a dirigir hasta cinco grandes orquestas durante las décadas de los años 30 y 40 por las que pasaron desde Billie Holiday a Buddy Rich, Roy Eldrige y «Hot Lips» Page. Años de gloria en los que su arte, tanto al frente de la orquesta como con su clarinete, nunca pareció darle la satisfacción necesaria como para darse por contento. De hecho, este hombre de carácter tan genial como arisco, abandonó en repetidas ocasiones su carrera, con la que llegó a ganar 30.000 dólares a la semana, una fortuna en la era de la Gran Depresión.
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