«Mi única profesión ha sido la de pintor, mi vida han sido los
cuadros». Joan Miralles sigue, a sus 92 años, al pie del cañón.
Asegura que en la actualidad no pinta para nadie más que para él
mismo y que todavía le emociona recibir homenajes como el que ayer
le rindieron sus amigos y conocidos en la galería Gabriel Vanrell,
que inauguró una retrospectiva de su obra. Hoy, su única
preocupación consiste en «disfrutar del día a día sin preocuparme
del pasado y de lo que me depare el futuro».
Eran las 20.00 horas en punto y la galería ya estaba a rebosar.
Joan Miralles no podía caminar sin detenerse a saludar a alguien ya
que todos querían felicitarle por su dedicación al arte y por sus
más de 70 años dedicados a plasmar en un lienzo paisajes, retratos
e interiores.
Entre ellos, destacó la presencia de Maria Antònia Munar,
presidenta del CIM, quien afirmó que la obra de Miralles
«permanecerá viva durante muchos años»; Francesc Fiol, conseller de
Cultura del Govern, admirado por «la calidad de los cuadros de
Miralles»; María José Frau, edil de Dinamització Ciutadana del
Ajuntament de Palma; Pere A. Serra, presidente del Grup Serra; el
escultor Jaume Mir y su esposa, la también escultora Amelia García;
Bruno Morey, canónigo de la Seu; el presidente de la Fundación
Francisca Cuart, Armando García y Rose Marie Hamon, de Ciutadans
Europeus a Balears, entre muchos otros. Durante el acto, el rapsoda
Antonio Bonet recitó el verso «Ahora me toca a mí» de Rafael de
León. Fue el broche para una noche única.
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