Miquel Bauçá, que fue hallado muerto en su casa de Barcelona el
pasado 3 de enero, fue despedido ayer en una ceremonia íntima,
acorde con su voluntad de aislamiento, a la que asistieron sus
familiares y editores, celebrada en el tanatorio de Collserola,
donde fue incinerado.
El acto fúnebre se celebró en el velatorio número 6 del
tanatorio de Collserola, donde los familiares del escritor, que
pasó los últimos años de su vida alejado de toda vida social o
familiar, quisieron satisfacer sus deseos llevando a cabo una
ceremonia estrictamente privada. Junto a los familiares, han
acompañado también al poeta el director de Ediciones 62, Ernest
Folch, y la editora de Empúries, Eugenia Broggi.
El cuerpo del escritor, nacido en Felanitx (Mallorca) en 1940,
fue hallado en su casa del barrio barcelonés de Les Corts el día 3
de enero, aunque su muerte no se conoció hasta la pasada semana. La
autopsia confirmó que el poeta murió de forma natural a mediados de
diciembre, pero, debido a su vida solitaria, el cuerpo no fue
encontrado hasta dos semanas más tarde.
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