El rector Avel·lí Blasco, durante la imposición del birrete a Palau i Fabre. Foto: JAUME MOREY

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El salón de actos del edificio Son Lledó de la UIB acogió ayer la investidura de Josep Palau i Fabre como doctor Honoris Causa de la institución, el primer poeta que logra esta distinción. La primera lección magistral del poeta y experto en Picasso giró entorno a Ramon Llull, finalizando su intervención lanzando una petición a los asistentes: «Hay que encontrar la fórmula, creando una comisión o un pacto, para que de una vez por todas se editen las obras completas de Llull en catalán. Es un deber que nos implica a todos y una vergüenza que todavía esté pendiente».

El nombramiento de Palau i Fabre como doctor Honoris Causa se aprobó el 17 de diciembre de 2004 a propuesta de la Facultad de Filosofía y Letras. Al tratarse de una personalidad que ha combinado a lo largo de su vida su faceta como escritor con la de experto en Picasso, se decidió que fueran dos los padrinos de Palau i Fabre. Antoni Artigues, profesor de filología catalana, y Catalina Cantarellas, catedrática de historia del arte, fueron los encargados de desgranar la obra de Palau i Fabre, centrándose el primero en su poesía y, la segunda, en su relación con Picasso.

Como es tradicional, el evento empezó con la siembra de un árbol. Acompañado por el rector de la UIB, Avel·lí Blasco, y por sus padrinos, el poeta escogió una magnolia por «su perfume». «Su esencia me embriaga». Allí, habló de su amistad con Picasso y de su «sencillez». «Era una persona muy generosa que, en ocasiones, sacaba su furia implacable». Después llegó el turno del acto académico con la defensa del apadrinado por parte de Cantarellas y Artigues.