Can Salas cuenta, por ahora, con 300.000 volúmenes, que se incrementarán con el paso del tiempo. Foto: MIQUEL ÀNGEL CAÑELLAS

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Son las diez menos cuarto de la mañana. Miquel Ferrer observa a través de los cristales la recién inaugurada Biblioteca de Can Salas. Ha sido el primero en llegar por simple «curiosidad» y porque se considera «un usuario habitual» de las bibliotecas. Minutos después, cerca de quince personas, la mayoría vecinos de la zona, esperaban impacientes a que el centro abriera sus puertas al público por primera vez. El motivo más repetido: «Hemos esperado muchos años. Ya era hora de que empezara a funcionar». Can Salas cuenta con 4.774 metros cuadrados para albergar un fondo aproximado de 300.000 volúmenes de todas las materias y para todas las edades, 2.000 títulos de publicaciones periódicas y una importante colección de discos compactos, vídeos, DVD, CD-ROM, diapositivas y otros materiales como grabados o carteles. A pesar de todo, algunas estanterías permanecían vacías ayer. «He venido a buscar libros en alemán y, por el momento, hay pocos, aunque me han asegurado que recibirán más dentro de poco», explicaba Anja Finke. Mónica Menéndez, por su parte, se acercó hasta la Biblioteca Pública de Mallorca con un objetivo muy concreto: «Necesitaba urgentemente un libro sobre lingüística de Lloyd. A través de Internet descubrí que Can Salas cuenta con un ejemplar». Estudiante de doctorado, Menéndez confirmó que empleará el centro «muy a menudo», al igual que Arancha Dañobeitia. Arancha estrenó Can Salas acompañada por su hermano Joseba y su sobrino Kepa. «Llevaba mucho tiempo esperando que la biblioteca abriera, sobre todo desde que cerraron la de la Casa de Cultura. Espero que sigan dándonos, como mínimo, el mismo servicio».

Joseba Dañobeitia acudió hasta el centro para hacerse el carnet y «por curiosidad». «También quería ver cómo funcionaba». Dañobeitia apuntó un nuevo dato: «Can Salas ayudará a revitalizar el barrio, a potenciarlo», un detalle que también apuntó su hijo. «Tal vez sirva para que Santa Creu empiece a mejorar sus infraestructuras, a que se construya un centro cívico, un local para jóvenes y para personas mayores o un recinto para poder hacer deporte. E, incluso, para que se arreglen las calles». La inauguración del Museu d'Art Modern i Contemporani el año pasado ya fue el inicio de la rehabilitación del barrio de Santa Creu. «Es Baluard ya supuso una mejora. Can Salas debe implicar un nuevo impulso a una zona que antes estaba bastante olvidada», según Miquel Ferrer.

El retraso en la inauguración del centro ha supuesto, para la mayoría de los encuestados, un problema «político». «Ha sido un conflicto institucional, un problema de entendimiento entre las diferentes instancias públicas», explicó Ferrer. Opinión que compartía Joan Martorell, otro de los primeros en llegar a Can Salas. «Lo más importante es que se haya inaugurado, a pesar de la demora». Durante la mañana de ayer, los trabajadores del nuevo centro se dedicaron casi en exclusiva a explicar a los usuarios cómo funciona Can Salas y sus diferentes dependencias. Sus instalaciones se dividen en cinco plantas. En el subterráneo se ubican los depósitos bibliográficos y los almacenes, y en el semisubterráneo, la sala de actos y el préstamo. La planta baja incluye la zona audiovisual y cuenta con una sala de lectura, la primera está dedicada a la sección infantil y juvenil y, la segunda, acoge la sala de investigación, la sala de consulta y la fonoteca y visionado de todo el material multimedia. Todos querían conocer de primera mano el nuevo espacio y, de paso, aprovechar la visita para llevarse algún libro a casa.