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«La armonía de los colores debe basarse únicamente en el principio del contacto adecuado con el alma humana». Este axioma, extraído de la primera y más publicada obra teórica del pintor ruso Vasily Kandinsky (1866-1944), «De lo espiritual en el arte», es la base de lo que él denominó «principio de necesidad interior», es decir, la transmisión al espectador de un enfoque espiritual del arte.

La exposición «Kandinsky. Acuarelas», que se exhibe en el Museu d'Art Espanyol Contemporani (Fundación Juan March) hasta el próximo 25 de junio, muestra el momento en el que el autor otorga a su obra este carácter a través de la total independencia del modelo con respecto a la realidad natural para desembocar en la práctica de la abstracción no figurativa, movimiento artístico del que él fue «uno de los padres fundadores, gracias a este período de máxima creatividad», explicó ayer en la presentación de la exposición Javier Gomà, director de la Fundación Juan March.

«Kandinsky. Acuarelas» reúne treinta y nueve obras realizadas entre 1910 y 1914, procedentes de la Städische Galerie im Lenbachhaus de Munich. El director de este espacio museístico, Helmut Friedel, pronunció ayer una conferencia en el acto de inauguración de la muestra, en la que presentó estas acuarelas de pequeño formato «como los pasos previos a toda la obra definitiva de Kandinsky, un primer lenguaje pictórico imprescindible para entender el arte abstracto».