Un producto utilizado en la restauración de los portales Major y
del Mirador de la Catedral ha provocado una reacción «inesperada»
de la piedra que se ha traducido en la aparición de numerosas
manchas blancas en las esculturas. Los técnicos de la empresa de
Burgos CPU, a quien Madrid adjudicó los trabajos, así como
Patrimoni del CIM y la comisión diocesana encargada del seguimiento
tratan de averiguar los motivos y buscan cómo detener el proceso.
De momento, según el arquitecto diocesano Sebastià Gamundí, se ha
aplicado una solución de agua de cal que «parece que funciona».
Aún así, todavía se desconoce el alcance y los posibles
perjuicios de la reacción. Según Gamundí, «algún producto usado en
la restauración no ha funcionado como se esperaba y ha provocado
que el marés expulse las sales propias de la piedra provocando
manchas en la superficie». A simple vista, el portal Major,
restaurado a finales del año pasado, está más afectado que el del
Mirador, en el que los trabajos concluyeron en 2003. Gamundí
atribuye este hecho al diferente tipo de piedra. El portal del
Mirador se hizo con piedra de Santanyí mientras que el marés del
Major puede que se obtuviera de canteras más cercanas al mar con un
mayor contenido en sales.
Los técnicos han sido los primeros «sorprendidos» ante esta
reacción. Para la restauración se utilizaron productos de «gran
calidad que en un laboratorio son perfectos para tratar la piedra,
pero que una vez aplicados pueden fallar como ha sucedido en la
Seu». Las obras fueron adjudicadas por concurso desde Madrid a CPU
con cargo al Plan de Catedrales. Es decir, debían realizarse con un
presupuesto fijo y un plazo de ejecución también fijo y, como dijo
Gamundí, aun tratándose de unos trabajos de tanta importancia, no
pudieron hacerse pruebas o estudios previos in situ en el tiempo
que correspondía.
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