Hablar sobre las «Crónicas diminutas» de Pep Maria Aguiló, una
selección de varios artículos de opinión publicados por el
periodista en Ultima Horay recopilados por Inrevés, implica
adentrarse en un universo de amor, desamor, cotidianeidad o
actualidad. Bajo una capa de melancolía, se esconden piezas breves
que sirven a su autor para huir del día a día y que utilizan la
ironía como medio de expresión. Son sus «juegos de palabras», su
«vía de escape». La obra se presentará en mayo.
«Soy partidario de hablar de lo cotidiano más que de lo
universal, aunque reconozco que hay tragedias, como por ejemplo el
11-M, que no pueden dejarse de lado», asegura. El autor intenta
dejar de lado «los temas políticos», demasiado presentes en su
trabajo diario, y buscar «la empatía con el lector». «Mi propósito
es que se emocione y que, incluso, comente el artículo con sus
allegados». Sus textos dejan entrever, de vez en cuando, aspectos
más personales que, quien le conoce, puede leer entre líneas. Sin
embargo, el escritor asegura que usa la primera persona «para
tratar historias de otros» y acercarlas a su punto de vista. «El
fatalismo y el optimismo están presentes en mis textos pero siempre
desde el humor para poder distanciarme de realidades a veces
desagradables».
Tal vez el amor y el desamor son los dos ejes más próximos al
lector, y también los más empleados por Josep Maria Aguiló, porque
«se trata de sentimientos universales». «Mi visión siempre tiene en
cuenta la esperanza, a pesar de saber que somos frágiles e
inseguros». Precisamente, la inseguridad forma parte de una de esas
«capas de protección» que «toda persona lleva encima». Si se
quitan, surgen crónicas «emotivas, como si estuvieran escritas por
un chico de 15 años.»
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