El edificio modernista Can Prunera de Sóller podría convertirse
en un centro cultural si la empresa Ferrocarril de Sóller, que
tiene una opción de compra sobre el mismo, acaba ejerciéndola. Así
lo pudo confirmar ayer este diario con Javier Mayor, presidente de
la empresa. Se trata de una construcción de principios del siglo XX
catalogada como Bien de Interés Cultural (BIC) por el departamento
de Patrimoni Històric del Consell Insular de Mallorca.
Desde la citada empresa se busca cumplir dos objetivos si,
finalmente, la compra llega a buen puerto. Por una parte, que el
inmueble, que mandó construir Juan Magraner, propietario de una
sociedad comercial, acoja un centro cultural y turístico. Por otra,
que edificios de esta envergadura arquitectónica no se pierdan,
continuando así una línea de trabajo que el Ferrocarril de Sóller
ya ha desarrollado en la estación del tren.
Can Prunera se data, según una inscripción que aparece en su
fachada, en 1911 y aunque su autor no se ha podido identificar
porque no se han encontrado planos originales ni otros documentos,
sus propietarios y algunos autores atribuyen su diseño al
arquitecto Joan Rubió i Bellver, que fue alumno de Gaudí. Según el
expediente de catalogación de BIC, el historiador del arte Miguel
Seguí la define, especialmente su fachada, como una obra modernista
barroquizante.
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