Aspecto del interior del inmueble y de la escalera monumental.

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MARIA VÀZQUEZ/MARIANA DÍAZ

El edificio modernista Can Prunera de Sóller podría convertirse en un centro cultural si la empresa Ferrocarril de Sóller, que tiene una opción de compra sobre el mismo, acaba ejerciéndola. Así lo pudo confirmar ayer este diario con Javier Mayor, presidente de la empresa. Se trata de una construcción de principios del siglo XX catalogada como Bien de Interés Cultural (BIC) por el departamento de Patrimoni Històric del Consell Insular de Mallorca.

Desde la citada empresa se busca cumplir dos objetivos si, finalmente, la compra llega a buen puerto. Por una parte, que el inmueble, que mandó construir Juan Magraner, propietario de una sociedad comercial, acoja un centro cultural y turístico. Por otra, que edificios de esta envergadura arquitectónica no se pierdan, continuando así una línea de trabajo que el Ferrocarril de Sóller ya ha desarrollado en la estación del tren.

Can Prunera se data, según una inscripción que aparece en su fachada, en 1911 y aunque su autor no se ha podido identificar porque no se han encontrado planos originales ni otros documentos, sus propietarios y algunos autores atribuyen su diseño al arquitecto Joan Rubió i Bellver, que fue alumno de Gaudí. Según el expediente de catalogación de BIC, el historiador del arte Miguel Seguí la define, especialmente su fachada, como una obra modernista barroquizante.