Los exteriores de las cuevas de Artà, en la imagen, y los interiores de las del Drach, conforman las cuevas del infierno. Foto: PERE BOTA

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A.BASSA / M.PUIGRÒS

«Si quieres que una secuencia sea inolvidable asociala a un lugar inolvidable». Una máxima del maestro del suspense Alfred Hitchkock. El lugar elegido para la ocasión: las cuevas de Artà. El resultado: una secuencia inolvidable. Ayer, a las 13.30 horas, todo estaba a punto. Una voz exclama: ¡Silencio!. Empieza la acción... Un primer plano. Timothy Hutton sale corriendo a toda velocidad, desesperado, golpea los cristales de una oficina, nadie responde, da media vuelta y sube rápidamente una interminable escalera. Una larga y misteriosa escalera de peldaños irregulares que conduce a las cuevas de Artà, o mejor: a las cuevas del infierno. La escena se repite en varias ocasiones. El director es detallista y quiere sacar el máximo partido a sus actores. Éste era un momento en el rodaje de «El laberinto de Kovak», cuyo título original es «The Kovak box», la última película del cineasta mallorquín Daniel Monzón. Sus actores protagonistas son de excepción: el oscarizado Timothy Hutton y la española Lucía Jiménez. Un thriller, una historia de misterio y suspense rodada en inglés porque «nació con vocación internacional» y porque «son personajes que si hablasen de otra forma no resultarían creíbles», explica Daniel Monzón.

Lucía Jiménez interpreta a una estudiante hispana que decide evadirse de la realidad que le rodea en Nueva York. El destino elegido para meditar y estar sola es la isla de Mallorca. El mismo lugar al que un reconocido escritor de best sellers americano (Timothy Hutton) se desplaza para dar una conferencia. En Mallorca confluyen ambos personajes, tan distintos y a la vez tan unidos puesto que el destino les une al involucrarles en una trama que roza la ciencia ficción. Suicidios involuntarios y otros hechos misteriosos obligan al escritor y a la joven hispana a buscar una salida y una explicación. En palabras de la propia Lucía Jiménez, «el guión es excepcional, aunque lo más escalofriante es pensar que todas estas cosas puedan pasar realmente aunque parezcan irreales».

Para Lucía Jiménez, que ya cuenta con una filmografía muy extensa a sus espaldas, «rodar en inglés es un auténtico reto. Aunque tal vez lo más complicado sea lo que Daniel espera de mí, con una sola mirada debo decirlo todo, es una película muy intensa». Por su parte, Daniel Monzón se muestra entusiasmado por rodar en Mallorca: «Yo creo en los contrastes y una película con la trama oscura requiere un escenario con mucha luz. Nada mejor que el paisaje mediterráneo para eso». Monzón se permite avanzar que «el final de la película es muy claro aunque tiene un trasfondo moral que permite dejar la puerta abierta al público para que piense y recapacite sobre lo que ha visto». Según el director de «El laberinto de Kovak», una película con aproximadamente seis millones de euros de presupuesto, «Lucía tiene una belleza muy hispana, es muy pasional y su mirada lo es todo. En cambio, con Hutton jugamos a la contención. Él es mucho más americano, ella es más controvertida y más física. Combinan muy bien, incluso a veces saltan chispas entre ellos». El próximo sábado finaliza el rodaje de «El laberinto de Kovak» en Mallorca, aunque aún deberemos esperar a Navidad para verla en nuestras pantallas.