La escritora brasileña Nélida Piñón se convirtió ayer en la
primera autora en lengua portuguesa en obtener el Premio Príncipe
de Asturias de las Letras, que le fue concedido por su «incitante»
obra narrativa sustentada «en la realidad y la memoria, y también
en la fantasía y los sueños». En el acta del jurado, hecha pública
por su presidente, el director de la Real Academia, Víctor García
de la Concha, se destaca, además, que en su escritura confluyen
diversas tradiciones literarias que configuran «una singular teoría
del mestizaje». La autora de «La República de los sueños» llegó al
final junto a los escritores estadounidenses Paul Auster y Philip
Roth y el israelí Amos Oz, a los que se impuso por mayoría en la
última votación. Nélida Piñón, nacida en Vila Isabel (Río de
Janeiro) en 1937, se graduó en Periodismo y fue la primera mujer
que presidió la Academia Brasileña de las Letras. Descendiente de
inmigrantes gallegos, comenzó a escribir a los diez años y se
consagró como escritora en 1961 con la novela «Mapa de Gabriel
Arcanjo».
Tras conocer la concesión del Premio, Nélida Piñón dedicó el
galardón a quienes le enseñaron el «mágico oficio» de la
literatura. Piñón se definió como una «hija de todas las razas» y
agradeció el reconocimiento del jurado al carácter mestizo de su
obra. «Fue importante que el jurado hubiese destacado ese aspecto
de mi obra. Son palabras que definen mi fe en la humanidad. Somos
mestizos, somos latinos, somos ibéricos y somos africanos», afirmó.
El presidente de la Asociación Portuguesa de Escritores (APE), José
Manuel Mendes, se felicitó desde Lisboa por la decisión del jurado
de reconocer a una autora «con un fulgor singular en el tratamiento
del lenguaje» y que plantea en su obra «interrogantes fundamentales
en tiempos sombríos».
Considerada en su país la escritora más vinculada con las
literaturas española e hispana y la más importante de su
generación. Se consagró como escritora en 1961 con «Mapa de Gabriel
Arcanjo». Le seguirían «Madera hecha cruz» (1963), «Tiempo de las
frutas» (1966), «Fundador» (1969), «La casa de pasión» (1972), con
la que ganó el premio Mario de Andrade, «Sala de armas» (1973),
«Tebas de mi corazón» (1974) o «La fuerza del destino» (1977).
Suyos son también «El calor de las cosas» (1980), «La República de
los sueños» (1984), considerada su obra cumbre, «La dulce canción
de Caetana» (1987), «El pan de cada día» (1994), entre otros
libros.
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