Primer plano del artista Miguel Bosé, ayer en la rueda de prensa que se celebró en el Hotel Arabella Sheraton.

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NICO BRUTTI

Miguel Bosé camina erguido dentro de su polo negro y sus vaqueros algo raídos. Sonríe y un brillo se apodera de la sala de prensa del hotel Arabella Sheraton de Son Vida. Nadie recuerda ya el retraso de casi media hora. Se acomoda en su asiento y saluda. Tiene la barba rala, como aparece en la foto promocional de su nuevo trabajo discográfico y de su extensa gira «Velvetina 2005». Parece algo incómodo, como si se acabara de despertar, aunque luego se irá relajando, absorviendo la conferencia a placer, consciente de todo lo que irradia y provoca. Potente y controlada, su voz responde instintivamente ante las preguntas sobre el montaje de su espectáculo. Describe el escenario, una estructura de aluminio movible de ocho metros por diecisiete. Ocho músicos le acompañan, así como vídeoproyecciones, en un show de más de dos horas. «Dos horas veinte», dice, casi al descuido, para ahondar un poco más en esa serie de canciones que componen «Velvetina» y que van acompañadas de sus respectivos videoclips, o como explicaría el camaleónico Bosé: «Los vídeos en realidad fueron fruto de la necesidad de poner imágenes a las canciones. La realización, como su trabajo previo, fueron encargados a creativos y ellos lograron una visión extra, como desde otro punto de vista. A pesar del bajo presupuesto, la calidad del producto es muy buena».

«'Velvetina' tiene dos caras», explica el artista, «una literaria». La otra, la del lado oscuro, «es la del telediario». De este modo, según manifestó, éste es «un disco para que la gente lo interprete como le venga en gana». Algunos de los temas de su directo serán «May Day», «Ella dijo no», «Hey Max» o «El amor puede llegar a ser una enfermedad». En este sentido, el artista comenta que «está claro que el amor es una patología. Mucha gente muere de ella». Sonríe y sigue hablando de su nuevo trabajo. «El disco fue hecho mano a mano con Antonio Cortés y ordenadores. Pero no es un disco electrónico necesariamente». «En realidad, tanto 'Por vos muero' como 'Velvetina' nacieron al mismo tiempo, como proyecto conjunto. Pero era complicado promocionarlo, explicarlo. Eran opuestos. Mañana verán lo que les digo. A pesar del espectacular montaje técnico, los conciertos siempre entran por los oídos. Y las viejas canciones han sido actualizadas, pero no han perdido el espíritu de aquella época. Porque una canción para que sea eterna, tiene que ser una buena canción», explica.

Como está distendido, Bosé parece querer confesar algo, aunque nunca se sabe con él. «Personalmente mi ambición es dormir tranquilo, seguir trabajando hasta muy viejo, aunque no me veo cantando 'Bandido' a los 90 años». Risas generales. Se torna un tanto serio y sentencia: «Mis canciones son temas recurrentes, como la guerra, la inmigración. Hacer canciones es mi terapia. Y también una necesidad». Como su carácter, que segun dice, roza a veces el pasotismo: «Soy capaz de justificarlo casi todo». A sus manías, en cambio, les adjudica identidad propia, ya que afirma que algunas de ellas, «llevan conmigo casi 40 años».