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NICO BRUTTI

Parker salió a escena rodeado de una banda de seis músicos de jazz y dos coristas. Piano, trombón, trompeta, guitarra y bajo eléctrico ponían el contrapunto a su saxo. Ron Tooley (trompeta) y Greg Boyer (trombón) destacaron por sus interpretaciones y, en general, el sonido mereció una nota alta. Maceo tocó en su estilo de siempre, pero siempre lo hace mejor que la vez anterior. Los espectadores siguieron el ritmo de la música cerca del escenario, abandonando las gradas, y las luces, aunque escasas, crearon ambiente.

Buen rollito. Ese fue ayer el clima que presidió el concierto, en el Polideportivo de Son Moix, del saxofonista Maceo Parker y su banda. Unas 1.000 personas, entre ellas mucho público joven y local, disfrutaron con las canciones y el buen humor de este artista que, al igual que sus acompañantes, salió al escenario completamente vestido de negro, con traje y corbata. Dicharachero y simpático, Maceo Parker interpretó su funk con tintes de jazz presentando en Palma su último disco, que lleva por título «Scholls in». Entre los temas que sonaron ayer en Son Moix, «What a wonderful word», «Speed reading» o «Basic funk: 101». Eran temas nuevos. Pero no faltaron en su recital viejos clásicos como «Charlie Brown».

El huracán Maceo no decayó mientras continuaba en escena, lo mismo que sucedía con su banda, que se conoce como la orquesta más funk del mundo. Al contrario de lo que suele suceder en el mundo de la música, Maceo y sus chicos comenzaron su actuación con una puntualidad británica y, para crear cercanía, se presentaron a sus fans. La introducción fue a base de músicas caribeñas y afrobrasileñas. Aunque ayer noche no se llenó el recinto, el público que acudió a escucharle lo hizo con ganas de pasarlo bien, estaba entregado al saxofonista de la mítica banda de James Brown, que ratificó toda su sabiduría musical con una gran dosis de funk y jazz. Maceo sigue siendo una figura indiscutible de estos estilos, como demostró ayer en Palma en un concierto que no fue multitudinario, pero que dejó con excelente sabor a sus seguidores. Maceo se comportó como el gran artista que es, un clásico que no se duerme en los laureles de su gran fama bien ganada.