Ningún tipo de valla delimita el acceso para garantizar la
protección del asentamiento talayótico de s'Illot. El yacimiento
arqueológico, localizado en Sant Llorenç y que ostenta la categoría
de Bien de Interés Cultural (BIC), se ha convertido en el centro de
todo tipo de actos vandálicos que han contribuido a acelerar el
estado de ruina y abandono del núcleo histórico del bronce final
(sobre el 814 a.C.).
El último atentado que sufrió el asentamiento tuvo lugar el
pasado fin de semana. Sobre las estructuras pétreas del muro que
delimitaba el núcleo histórico aparecieron pintados varios
graffiti. El director insular de Patrimoni, Joan Josep Mas, se
comprometió ayer a enviar «un técnico para evaluar el estado del
asentamiento» y adoptar las medidas oportunas para frenar la
degradación de s'Illot.
Sin embargo, las pintadas aparecidas no representan más que una
parte del largo proceso de declive que afecta también al talayot de
Na Pol y al túmulo de sa Gruta, ambos monumentos incluidos en el
perímetro del núcleo principal.
A raíz de la denuncia de un particular, este periódico ha podido
constatar que, desde el año 2000, el yacimiento se resiente del
abandono progresivo al que está sometido.
Las consecuencias más visibles de esta falta de control se
evidencian en la ausencia de señalización de la zona, pero sobre
todo en la basura y la suciedad que se acumulan en la superficie,
ya que han podido verse hasta bidones de cerveza en la zona; y,
también, en la invasión progresiva de la vegetación, que oculta
gran parte de los muros del poblado.
Mas garantizó que, si los técnicos confirman la situación de
abandono del asentamiento, «levantaremos un acta y se tomarán las
medidas oportunas para ver qué actuación se lleva a cabo». Mas
justificó su desconocimiento de la situación afirmando que, aunque
el Consell tiene las competencias sobre protección del patrimonio,
«el control de los yacimientos es responsabilidad municipal», y
aseguró que «contactaremos con el Ajuntament de Sant Llorenç para
concretar posibles actuaciones».
Mateu Puigrós, alcalde de Sant Llorenç, defendió que el
asentamiento «se encuentra en un terreno que pertenece a
particulares» y por eso no se ha actuado antes. Puigrós también se
comprometió a contactar con los propietarios para tratar de frenar
el deterioro del núcleo.
Javier Ozorio, uno de los propietarios, afirmó que el
Consistorio cuenta con una autorización escrita -firmada cuando la
concejala Francisca Genovart trató de negociar la compra del
asentamiento por parte del ayuntamiento hace dos años-, para
levantar una valla y poner fin a los actos vandálicos en unos
terrenos que «no tenemos interés en mantener, porque no podemos
hacer nada con ellos», señaló.
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