Lucía Jiménez y Timothy Hutton, durante una de las secuencias de «El laberinto de Kovak».

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Tras su presentación oficial en el última Festival de Sitges, «El laberinto de Kovak», del mallorquín Daniel Monzón, se estrenará a mediados de 2006. El filme, que se rodó casi íntegramente en la Isla, cuenta con el oscarizado Timothy Hutton y con la española Lucía Jiménez. Con un presupuesto cercano a los seis millones de euros, la cinta es una coproducción entre Filmax y Estudios Picasso que se rodó en inglés. En estos momentos, «La caja de Kovak» se encuentra en proceso de postproducción. El director está terminando de montar su historia, que ha escrito junto a Jorge Guerricaechevarría y que supone su tercera incursión en el mundo del cine tras «El corazón del guerrero» y «El robo más grande jamás contado».

Lucía Jiménez interpreta el papel de Silvia, una estudiante hispana que decide evadirse de la realidad que le rodea en Nueva York. El destino elegido para estar sola y meditar es una isla paradisiaca del Mediterráneo, Mallorca, el mismo lugar al que un reconocido escritor de bestsellers americano, David Norton, papel que ha recaído en Hutton, visita para impartir una conferencia. En la Isla confluyen ambos personajes tan distintos y, a su vez, tan unidos, ya que el destino les junta al involucrarles en una trama que roza la ciencia-ficción y que tiene como eje central una serie de suicidios involuntarios. La propia Silvia sobrevive a su propio intento de suicidio, que ni entiende ni recuerda. Sólo sabe que algo le forzó a saltar desde un balcón, al igual que la prometida de David. Silvia se salva pero no la prometida del protagonista.

Cuando Daniel Monzón decidió escribir «El laberinto de Kovak», tenía claro que se trataría de un thriller de acción. Inspirado en títulos como «Con la muerte en los talones» y «Vértigo», ambas de Hitchcock, el realizador afincado en Madrid decidió escoger Mallorca como telón de fondo de la trama porque es una isla llena de contrastes. Las luces de neón, las playas desiertas o las cuevas del Drach le sirvieron para hilvanar la trama. Su intención: Convertir la cinta en una caja laberíntica y claustrofóbica.