Maria de la Pau Janer, ayer en Palma.

TW
0

Dana ve, un día, cómo su vida se derrumba por completo. Asiste impotente a lo inevitable, al desamor, a la pérdida. Su vida en Mallorca no tiene sentido, por lo que decide dejarlo todo. Su destino, Roma, ciudad en la que empezará su camino desde cero. Con este argumento construyó Maria de la Pau Janer «Pasiones romanas», novela con la que ganó el Planeta y que ayer se presentó en El Corte Inglés, donde la escritora firmó ejemplares de la obra.

«La obra se centra en el amor pero visto desde diferentes ópticas. La amistad, el azar, la muerte o la soledad se entretejen para crear una novela compuesta por diferentes personajes que confluyen con los protagonistas», explicó Janer. La escritora habla de esos trenes que «pueden pasar una segunda vez», de decisiones, «coger o no coger el tren»; de cómo puede cambiarse el destino, «que puede ser más interesante que el que dejamos atrás»; de Mallorca, «un referente inevitable en mis historias»; y de la Roma más escondida, «la de los callejones, la silenciosa, la no turística».

En Palma, habló de «la plataforma profesional a nivel internacional que supone ganar un Premio Planeta», pero de la necesidad de que «el libro guste al lector para que la plataforma tenga futuro». Y, también, recordó la polémica suscitada tras las críticas de vertidas por Juan Marsé y Paco Umbral a «Pasiones romanas». «Ningún lector es tonto. El lector quiere hacer su propio juicio y decidir si una obra le gusta o no, no se deja influir por las ideas de otros». «En el fondo, preferiría que nada de esto hubiera sucedido, aunque he de reconocer que nos hemos divertido».