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En 1996, Eylon Nuphar y Boaz Berman crearon Mayumaná con la intención de mezclar varias disciplinas artísticas basadas en el ritmo y en la habilidad personal de los actores. En 2002, se presentaron en Madrid y, desde entonces, su éxito ha aumentado año a año. Ahora, llegan al Auditòrium de Palma, donde estará del 2 al 5 de marzo.

«En nuestro espectáculo no contamos una única historia, presentamos diferentes situaciones que van surgiendo a lo largo de la obra», explicó Walter Sega, uno de los miembros de la compañía. Cada función, sin embargo, es diferente a la anterior, «siempre hay cosas nuevas, pequeños cambios que hacen que el show no sea siempre el mismo», pero no se deja nada a la improvisación. «Somos diez personas sobre el escenario que tenemos que estar muy coordinados. Todo está muy trabajado».

Los artistas que participan en el montaje tienen que dominar diferentes técnicas. «Nos consideramos artistas integrales que dominan varias disciplinas». De esta manera, la percusión, el ritmo y el baile se entremezclan con el teatro, el humor y la interpretación para ofrecer «un espectáculo repleto de energía» que hace que el espectador «no se quede nunca indiferente». «El público es activo, marca el ritmo con su risa y sus aplausos».

El éxito de Mayumaná fue algo «inesperado». «No hemos creado un lenguaje nuevo porque siempre estuvo allí, aunque nadie se atreviera a explorarlo. No hemos logrado la fórmula del éxito pero sí empleamos un lenguaje universal, abierto a todas las mentalidades y culturas».

Para que el engranaje funcione a la perfección, los artistas que centran la obra ensayan diariamente. «Cada uno aporta a la obra algo nuevo de algún lugar, habilidad que, después, se explora. Los ensayos pueden considerarse exigentes, aunque, para nosotros, no implica ningún esfuerzo porque nuestro cuerpo ya lo ha asimilado».