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La XII Feria de Antigüedades y Obras de Arte AnticArt abrirá mañana sus puertas en el recinto de Fires i Congressos con 63 expositores, cinco más que el año pasado, y el Museo Militar San Carlos como centro invitado. El incremento de participantes demuestra que el sector de las antigüedades «está repuntando tras la crisis sufrida los últimos años», según Juan José de la Asunción, director de AnticArt. La feria estará abierta hasta el 9 de abril.

De los 63 stands, 21 proceden de Balears, 41 del resto del país y 1 de Alemania. Los expositores presentan antigüedades de los siglos XVII, XVIII y XIX, sobre todo mobiliario y objetos de decoración. El Renacimiento, el arte sacro, el art decó y el mobiliario de principios del siglo XX también están representados. Las galerías, por su parte, han apostado por artistas como Miró, Picasso, Saura, Tàpies, Xam, Casademont, Tarrassó, Barceló y Coll Bardolet, entre otros. Las expectativas de este año prevén que la cita consiga el mismo número de visitantes que en 2005, 15.000 personas. «Nuestro público es un público interesado en el tema y comprador, no masivo», dijo De la Asunción.

El espacio que tiene en AnticArt el Museo Militar de San Carlos servirá para «promocionar el centro entre los visitantes», aseguró Antoni Llull, subdirector del museo. El fondo del centro recoge piezas que van desde uniformes militares de época a documento y maquetas de grandes batallas como la de Bailén. Una de sus joyas, sin embargo, es la sala dedicada a las armas, inaugurada el pasado mes de noviembre. La colección se compone de 467 armas de fuego y blancas procedentes en su mayoría de Europa, aunque también hay ejemplares de América, Asia y Àfrica.

En AnticArt, el Museo de San Carlos muestra un mortero de principios del siglo XX y unos bolaños (las balas de piedra de los cañones) del siglo XVI. «Estamos muy contentos de estar aquí, nos permitirá darnos a conocer entre los ciudadanos», según Llull.

Según De la Asunción, el hecho de que AnticArt cuente con un comité de expertos que examina las piezas que se venden supone «un aliciente» para los participantes. «Les asegura que las obras que no se ajustan a las exigencias no estén en la feria. El comité decide y vigila todo lo que se ofrece en AnticArt».