Imagen tomada ayer en el recinto de la Fira del Llibre por la mañana.Fotos: MIQUEL ÀNGEL CAÑELLAS

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MARIANA DÍAZ

Tras una vuelta de dos horas por la Fira del Llibre, ayer por la tarde, resulta difícil resumir el estado de la cuestión en el día de la despedida. ¿El Born es el lugar ideal? ¿Gusta más la disposición de las casetas mirando a la calle o al pasillo central? ¿Qué opinan libreros y lectores? ¿Ahora, se lee más o menos? ¿Las actividades son suficientemente atractivas, ha decaído el evento? Tras hablar con unos y otros, me quedé con dos frases: «El que compra hoy un libro es un héroe, merece un monumento». «¿Me pregunta por la feria? ¡Ha sido el acabose!».

Pau Taura, propietario de varias librerías como Selecta Aloma y miembro de la directiva del Gremi de Llibreters, pronunció la primera. Joana Berber, de La rosa als llavis, la segunda. Taura lo hizo mientras se confesaba insatisfecho con el resultado de la Fira: «No hay lectores y lo que manda es el televisor de plasma», decía. «Se lee menos que antes». Taura coincidió con Berber en que por el Born pasea mucho turista extranjero, que no es público para la Fira, y ambos preferían la Plaça d'Espanya, como en 2005.

«Por aquí, por las mañanas, sólo pasan extranjeros», comentaba Joana. Ya que han vuelto al Born, ella prefiere el pasillo central, porque piensa que facilitaba el ambiente de feria, la comunicación. «En la Plaça d'Espanya hay público profesional liberal, de los bancos, comercios, allí se compran más libros», comentaba Taura.