Marta Elka presentó en la Trobada nuevas canciones. Foto: G.M./J.M.

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JOAN CABOT

Al final lo de la Trobada de Músics per la Llengua es precisamente eso: un encuentro de grupos cuyo sentido está más en crear comunidad entre bandas que comparten inquietudes que en ofrecer un concierto al uso. Veinte minutos dan para poco, aunque en Manacor las bandas tuvieron a favor un buen sonido, algo que no siempre se encuentra en este tipo de carruseles de grupos. La Trobada también sirve para que se fogueen los más jóvenes, -incluso algunos, como Daksa, debutaban, y para tener la oportunidad de ver en Mallorca las evoluciones de proyectos ibicencos y menorquines como Pota Lait o Jardí de Morbònia.

La reivindicación de fondo es la del respeto por la música en catalán. En una comunidad en la que el uso de la lengua propia estuviera más normalizada, probablemente habría muchos más grupos que no dudarían en hacerla servir. También habría mucha más variedad. Porque a pesar de que otra de las misiones de la Trobada es mostrar la variedad y calidad de la música hecha en nuestra lengua, en Manacor se ha podido ver un poco de todo, pero al final la mayoría de bandas, excepto excepciones, sigue moviéndose en las mismas coordenadas de años: pop-rock, folk y canción de autor.

Si el viernes fueron Antònia Font, Joan Bibiloni y Fora des Sembrat los grandes protagonistas, el sábado el protagonismo fue para eball de bot, con Al-Mayurqa y Herbes Dolces como grandes baluartes, y para autores como Sinto Serra, Damià Timoner y Marta Elka, que presentaba los temas de su primer trabajo en acústico que encajaba perfectamente con sus canciones.