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JOAN CABOT

El Balneario 13 de la Platja de Palma estaba abarrotado. En realidad, lo estaba buena parte de la playa, del Molinar al Arenal. La víspera de Sant Joan consiguió colapsar todas las salidas de la autopista hacia el mar. Allí, el Ajuntament de Palma había organizado el PalmaFoc 2006 con foguerons, correfoc y los conciertos de Sagi Rei y el combo madrileño Mojo Project. No es que delante del escenario de Can Pastilla hubiera más gente que en el resto de la costa. En realidad, donde había arena y agua había corrillos de gente alrededor de velas. El pareo ya no está de moda, pero la neverita sigue siendo indispensable.

Ya desde primeras horas la gente se animaba como podía. «A por ellos, oe», cantaba un corrillo de chicas algo atolondradas. Quizás se referían al israelí Sagi Rei y a su guitarrista de acompañamiento. Rei se dedica a interpretar con una acústica algunos de los momentos más horteras del disco house y la música de los ochenta, de Jam & Spoon, a Ultra Natè, Snap, Gala y Haddaway. Todo muy trágico. Entre canción, hablaba en italiano, la lengua del único país que no ha acogido su propuesta con justificada indiferencia.

Entre un concierto y otro llegó el momento del fuego, este año a ritmo del house de Alejandro Acosta, dj de Mojo Project. El PalmaFoc contó con los Dimonis d'Albopàs, En Freu, Sa Bèstia de ses Covetes, la Batucada Terraroja de Campos, La Bestia y Dimonis Bocsifocs d'Esporles. Tomaron el paseo a golpe de batucada y pólvora. Aún no se había disipado todo el humo cuando subieron al escenario Mojo Project. Su música enganchó al público fácilmente. Entre el house, el groove negroide y contrapuntos aflamencados supieron llevarse el gato al agua sin necesidad de mucho más que ritmos firmes y espíritu festivo. Ladis, Maika, Iván y Martí Sitte llevaban la batuta envidiablemente y el público se contagió en seguida.

Antes, quien más quien menos había cumplido con el ritual de mojarse a medianoche. Claro que hay versiones y versiones del ritual y uno nunca acaba de estar seguro de haberlo cumplido del todo. Desde el escenario, una actriz iba recitando los pasos, pero nadie hacía mucho caso. Si hay que mojarse, pues nos mojamos y punto. Como todo el mundo sabe, los dioses son bastante quisquillosos.