Era noche cerrada. Las paredes de call vermely las columnas de marés del claustro del Convent de Campos parecía que hacía años que esperaban la noche en que el pueblo tenía que rendir un merecido homenaje a Damià Huguet. Más de 200 personas de aquella gente de campo que el poeta reflejó en sus versos se reunieron el miércoles por la noche bajo la luna llena para presenciar el montaje poético-musical organizado por la Obra Cultural Balear, con el patrocinio del Ajuntament de Campos, que, con el nombre de «Campos a Damià Huguet. 10 años en la memoria (1996-2006)», conmemoró la figura del autor.
De esta manera, el pueblo quería rendir homenaje al poeta, al periodista, al fotógrafo, al pintor, al activista cultura y a aquel simple vecino de Campos, a Damià Huguet.
Al inicio del acto, el alcalde de Campos, Andreu Prohens, señaló la importancia de la figura de Damià Huguet para la localidad y obsequió con una escultura a la viuda del poeta, Magdalena Ballester, quien estaba acompañada por sus hijas.
Acto seguido, veinte voces campaneres recitaron e interpretaron diferentes poemas y fragmentos de su obra comenzando por aquel «Campos sempre» donde plasmó el verso «Jo, home de call vermell i damià de sang que vessa, som qui dic terra, país, Mallorca».
Durante el acto, se vivieron momentos de emoción con la lectura de poemas incluidos en los libros del poeta, que se combinaron con diferentes interpretaciones musicales de flauta y guitarra o con fragmentos de Raimon y Maria del Mar Bonet. Las veinte voces recitaron bajo la dirección de Joan Gomila. Damià Huguet recibió el homenaje de los suyos, de «la terra que he cavat amb tots els calls del seny».
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