Los cinco componentes de La Oreja de Van Gogh, en una imagen promocional.

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LIDIA SIERRA

El próximo lunes, La Oreja de Van Gogh presentará su último trabajo, «Guapa», en un concierto en Felanitx que tendrá lugar en el Parc de N'Hereveta a las 22.00 horas. Ésta es la cuarta gira del grupo donostiarra y en ella han querido incluir un nuevo espectáculo en el que hacen un repaso de sus anteriores trabajos. Simpáticos y atentos con la prensa, tuvieron unos minutos para contestarnos a unas preguntas.

-¿En qué ha cambiado La Oreja de Van Gogh en estos años?

-Hemos madurado musicalmente, pero hoy seguimos siendo los mismos. Ahora somos conocidos y la gente nos reconoce, nos para por la calle, pero seguimos yendo a tomar café con nuestros amigos de toda la vida al mismo lugar al que íbamos cuando estábamos en la universidad.

-¿Cómo componéis?
-Componemos en un local al igual que miles de grupos españoles que no son conocidos. Xabi y Amaya se encargan de componer las letras y Pablo realiza los arreglos musicales. Al final el trabajo es conjunto, ninguna canción sale a la luz si no cuenta con el visto bueno de todo el grupo; así que más de una vez es más complicado de lo que parece.

-Vuestro último trabajo lleva el nombre de «Guapa». ¿Qué habéis querido transmitir con este nombre?

-Buscábamos un título corto, algo diferente porque en los anteriores discos eran frases más largas. Creo que «Guapa» representa el buen momento por el que atraviesa el grupo. Una madurez, una belleza interior que se refleja en las canciones que llevamos haciendo desde hace años.

-Este disco, aunque mantiene la esencia de los anteriores, incluye ritmos nuevos como el blues, la bosa nova o la ranchera. ¿Habéis querido darle un nuevo toque a vuestra música?

-Sí, lógicamente no queremos quedarnos estancados en un tipo de música determinada, es necesario aprender a mejorar como grupo. En este álbum hemos pasado muchas horas en nuestro local de San Sebastián probando nuevos ritmos. Algunas veces sonaban muy bien y, otras, no, pero al final Amaya le daba el toque del grupo y nos acababa gustando a todos.