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NÚRIA ABAD

La gran riqueza del calendario litúrgico de la iglesia católica ofrece variadas celebraciones en honor a la Virgen María. El 15 de agosto es el día en que se conmemora la solemnidad de la Asunción de la Virgen, que recuerda su glorificación y redención. Este misterio fue especialmente venerado en todo el Mediterráneo desde la Edad Media, aunque se fue perdiendo con el paso de los siglos. Ahora, algunas iglesias de Palma han rescatado esta tradición.

«Esta festividad se ha mantenido siempre en la Seu, donde empezó a celebrarse en 1456 y desde donde se fue extendiendo a la mayor parte de las iglesias parroquiales de la Isla. El tiempo jugó en su contra, pero ahora la han recuperado templos como Santa Creu, Sant Nicolau, Concepció, Santa Eulàlia, Sant Miquel y Sant Jaume», explicó ayer Gabriel Barceló, de la Associació per a la Recuperació i Rehabilitació dels Cascs Antics (ARCA).

«La Asunción está influenciada por tradiciones centroeuropeas agrícolas, ya que se trata de una costumbre en la que se coloca una talla de la Virgen sobre un lecho en el centro de la iglesia, donde permanece durante ocho días, hasta su coronación, rodeada de albahaca y un ramo de jazmín en las flores», en palabras del historiador, que hizo ayer estas aclaraciones en la iglesia de la Santa Creu, donde los bomberos ayudaron a trasladar la imagen yacente de la Mare de Déu d'Agost desde el museo ubicado en el subsuelo del edificio

Esta talla, de 1562 y autor anónimo, se acomodó sobre un lecho neoclásico que en su tiempo perteneció a la Cartoixa de Valldemossa, al igual que los candelabros colocados en cada uno de sus cuatro esquinas. Sobre la imagen, Barceló explicó que «es un sincretismo de religiones anteriores». Por ejemplo, destacó la influencia en la talla de «las representaciones coptas (egipcias) y de la pintura románica».

En el libro «La iglesia parroquial de Santa Cruz de Palma. Guía histórico-descriptiva» (Edicions Cort, 2003), Josep Nicolau describe esta pieza gótica así: «La imagen es de tamaño natural, vestida con túnica larga ceñida a la cintura y con un manto largo que le cubre la cabeza y le llega hasta los pies. El rostro tiene una dulce sonrisa y las manos juntas, en actitud de oración sobre el pecho».