Un tramo de columna vertebral, muelas, costillas, falanges, un trozo de tibia, otro de peroné, pequeños restos de cráneo y capas de cal eran los restos que los arqueólogos iban recuperando ayer en la Falca Verde, en Palma, donde han comenzado las catas arqueológicas previas al estudio de los huesos humanos hallados hace unas semanas. La zanja donde aparecieron los primeros restos óseos humanos dio ayer muestras de que en su interior había más. También la criba de la tierra removida por la máquina que abrió la zanja arrojó resultados positivos.
Y aunque la mayoría de los restos han surgido «descontextualizados», tanto la columna vertebral como los trozos de tibia y peroné están «en conexión anatómica», lo que indica «que puede que no hayan sido removidos desde el momento original de su inhumación», según explicaron los técnicos del Consell que ayer supervisaban las catas, en las que trabaja el arqueólogo Damià Ramis junto a sus colegas David Javaloyas y Miguel Àngel Sastre, éstos últimos integrantes de la Associació per la Recuperació de la Memòria Històrica, que colabora con el Consell por si los huesos pertenecieran a fusilados durante la Guerra Civil.
«De momento estamos trabajando sobre todas las hipótesis», apuntó Ramis.
Casi nada se puede decir aún con certeza sobre estos restos, aunque los técnicos del Consell ya confirmaron que «hay restos de más de un individuo y también se han encontrado pequeños fragmentos metálicos en mal estado con lo que parece iconografía religiosa». Aunque, de momento, en las catas abiertas ayer no se hallaron más huesos, el plan, ya en marcha, es seguir 'peinando' la zona con unas cuantas más, al mismo tiempo que se trabaja en la zanja, por ahora el verdadero 'depósito' del yacimiento.
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