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EFE/R.C.

El cantante James Brown, conocido como «el padrino del soul» y cuya influencia en la música popular estadounidense le convirtió en una leyenda, murió ayer a los 73 años en un hospital de Atlanta. Brown, pionero de la música soul y un revolucionario del ritmo, falleció en el Emory Crawford Long Hospital, en el que ingresó el domingo por una neumonía severa. Célebre por su voz imponente y sus frenéticos movimientos, Brown se hizo famoso con títulos como I Got You (I Feel Good), Papa's Got a Brand New Bag, Please Please Please y Living in America. El artista actuó en Mallorca en agosto de 1996. Su sentido innovador del ritmo le convirtió en uno de los músicos estadounidenses con mayor influencia de la década de los 50, junto a nombres como Elvis Presley y Bob Dylan.

Fue el hombre que transformó el gospel en rhythm & blues y soul y su música contribuyó a crear estilos como el rap, el funky o la música disco. Mick Jagger, Michael Jackson y David Bowie, entre otros, reconocieron haberse inspirado en él. Nacido en un suburbio de Barnwell en 1933, Brown superó una infancia marcada por la miseria y la marginación, tras ser abandonado a los 4 años por sus padres y dejado al cuidado de familiares y amigos.

Creció en las calles de Augusta (Georgia), donde cantaba y bailaba para poder pagar su alojamiento en la habitación de un burdel, y con sólo 16 años, fue condenado a pasar tres años en un reformatorio por robar coches. Al salir, y mientras mantenía una carrera semi-profesional como boxeador, se unió al grupo de gospel de Bobby Byrd. La banda, rebautizada como The Famous Flames, firmó un contrato en 1956 con la King Records de Cincinnati y cuatro meses después su canción Please Please Please se convirtió en su primer número uno. Después llegarían sus grandes temas, mientras Brown se deslizaba por las drogas, el alcohol y los malos tratos, lo que le trajo problemas con la justicia. En la década de los 70, tras la muerte de su hijo en un accidente de tráfico, su carrera comenzó a declinar, aunque después todavía lograría éxitos como Living in America. Su carrera se vio interrumpida al ser condenado a seis años de cárcel por intentar agredir a dos policías que le perseguían después de irrumpir armado en una reunión de agentes de seguros. Finalmente, el cantante pasó más de dos años en la cárcel, tras los cuales se dedicó a trabajar con jóvenes músicos de rap y hip-hop.