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NACHO JIMÉNEZ

El grupo Sidki Taskayali abrió ayer en el Centre de Cultura Sa Nostra la décima edición del ciclo Música sense Fronteres, que contará con formaciones de Colombia y el País Vasco. El certamen pretende romper fronteras a través de la música. Biel Amer, coordinador del ciclo, afirmó que «gracias a la globalización» no existen referencias a muchos grupos de territorios de diferente cultura. El propósito de Música sense Fronteres es «mostrar propuestas de música étnica que no trasciende de sus fronteras». Tal y como aseguró el promotor Pere Estelrich «se trata de un ciclo con vocación de continuidad». Por primera vez se celebrará un concierto fuera de las puertas del Centre de Cultura Sa Nostra con la actuación esta noche de Sidki Taskayali en la posada de Biniatró de Campanet. La intención es «respetar el ambiente intimista» que caracteriza el ciclo, que siempre ha contado con una respuesta del público «muy positiva».

Las propuestas de este año acercarán al espectador a Turquía con Sidki Taskayali, al País Vasco con Dangiliske y a Colombia con Jorge Velosa y los Carrangueros. Uno de los componentes del conjunto turco explicó ayer durante la presentación de sus actuaciones que su sonido es una muestra de «la fusión de estilos que existe dentro de la música turca, ubicada entre la cultura occidental y la oriental». Para ello utilizan instrumentos como el saxo o el laud, ambos de la época medieval, instrumentos de percusión típicos de Turquía e incluso el acordeón, muy empleado «al norte del país».

Por su parte, el colombiano Jorge Velosa actuará el próximo 9 de febrero. También realizará pequeños conciertos para escuelas del 5 al 9 del mismo mes. Los vascos Dangiliske cerrarán el ciclo los días 27 y 28 del mes de abril. Durante estos diez años de existencia, Música sense Fronteres ha programado conciertos de una cincuentena de grupos procedentes de Àfrica, Medio Oriente, Sudamérica y Europa y representativos de la música hindú, asiática y de las antípodas.