Parece que el llenar las plazas de Ciutat más allá de la Nit de Sa Revetla es algo que Cort ha delegado en el patrocinio de las cadenas radiofónicas musicales. O mejor dicho, radiofórmulas al más puro estilo de creación de éxitos y superventas, dirigidas a un público joven y escasamente selectivo. Es la fábrica de éxitos tan efímeros, como pasajeras resulten sus rentabilidades; pero que garantizan un número de público suficiente para que Cort pueda contarlo como éxito. Con esta premisa, Cadena Dial nos subió sus cuarenta principales al gran escenario de la Plaça Major de Palma. Un concierto que prometía un desfile de nombres, algunos con más reconocimientos que otros, y cuyo número de ventas varían sustancialmente. El mallorquín Rafa Ferrá fue el primero en irrumpir en el escenario para presentarnos, tras ocho años después de su debut, su regreso discográfico, Madrid Formentera. A penas tres o cuatro temas para dar a conocer su trabajo a un público que inicialmente se mostró bastante discreto en su participación.
También nuevo disco traía Casa Rusa. Con la misma premura, los de Llorito dieron a conocer La extraña sensación, nuevo disco que comienza a sonar en la cadena, junto con su más exitoso Despertar de La respuesta es sí. A las 22.00, los de Asignatura Pendiente intentaban animar a un público que permanecía prácticamente inalterable. Poco interés y poca integración en una velada que, por lo general, distó mucho de otras ocasiones. Que no, que no, Cruzando fronteras, La chica de mi vida y, recuperando uno de los mayores éxitos del pop de los ochenta, Las chicas son guerreras, ocuparon sus correspondientes veinticinco minutos.
Seguía el trasiego por el escenario y esta vez para un Pedro Javier Hermosilla al que le bastó su guitarra para mostrarnos uno de los acompañamientos musicales más interesantes de la velada. Dos largos temas y un bis más forzado por el presentador que por deseo popular, fue todo lo ofrecido. Al final lo esperado, Diego Martín. Un cantante que ha vendido más de cincuenta mil copias de su primer disco y que se presentaba en nuestra isla por segunda vez. Déjame verte, El final de cada día, La hora de amar o Vivir no es sólo respirar, entre otras, protagonizaron la clausura de una velada muy poco espectacular y de escaso interés musical. Al fin y al cabo, un ejemplo más de las cuotas populares de este Sant Sebastià.
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